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Descubren dos nuevos tipos de olas desconocidas hasta ahora

José Manuel Nieves el

Entre todas las cosas del mundo físico que creemos conocer bien, el agua ocupa un lugar destacado. Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Nice-Sophia Antipolis, en Niza, acaba de realizar un descubrimiento sorprendente: dos nuevos tipos de olas de las que no se tenía noticia hasta ahora.

En un estudio recién publicado en Physical Review Letters, Jean Rajchenbach, Alphonse Leroux, y Didier Clamond explican cómo se toparon con las nuevas olas. Primero confinaron agua en una celda Hele-Shaw, un contenedor hecho de dos placas paralelas de cristal separadas por un estrecho vacío, y lo montaron sobre una plataforma capaz de vibrar a frecuencias determinadas y de realizar con exactitud los movimientos programados. Después hicieron vibrar el contenedor con el agua dentro, controlando la frecuencia y la amplitud de las vibraciones y grabaron las deformaciones (las olas) que se producían sobre la superficie del agua con una cámara.

A medida que los científicos iban incrementando las oscilaciones, empezaron a formarse “olas solitarias”, las llamadas “olas de Faraday”, que se forman sobre la superficie de un fluido que vibra cuando la frecuencia de esa vibración excede unos valores determinados y la superficie se vuelve inestable.

Y entonces los investigadores observaron dos tipos diferentes de olas, una simétrica y otra no. La primera daba lugar a dos crestas simétricas, como una imagen en el espejo, a izquierda y derecha del experimento. La segunda también generaba dos crestas, pero una era mayor que la otra. El primer tipo de ola nunca había sido observado en el agua, pero sí en otros experimentos sobre la superficie de una capa de pequeñas cuentas de bronce en vibración. El segundo tipo, sin embargo, jamás había sido observada por científico alguno.

“Hasta ahora -explica Jean Rajchenbach- habían sido descritas dos clases principales de olas solitarias. Las que hemos visto pertenecen a una nueva categoría”.

Cuando Rajchenbach y su equipo trataron de comprender de qué forma la inestabilidad de la superficie del agua había podido crear estas olas, se encontraron con serias dificultades y su mecanismo no ha sido aún comprendido del todo. Pero la investigación se aplicará de inmediato al estudio de las olas marinas. “Obviamente -asegura Rajchenbach- el interés principal de nuestro trabajo es aplicarlo a las olas no lineales que tienen que ver con la formación de olas oceánicas de gran amplitud (olas gigantes y tsunamis)”.

Las olas gigantes, que surgen inesperadamente en alta mar y que pueden llegar a medir hasta treinta metros, no tienen que ver con tormentas ni con terremotos y constituyen una seria amenaza para la navegación, incluso para las embarcaciones más grandes.

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