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De la vida extrarrestre al fin del Universo

De la vida extrarrestre al fin del Universo
José Manuel Nieves el

¿Existe Dios? ¿Hay seres inteligentes fuera de la Tierra?…Genios como Stephen Hawking han debatido en Tenerife sobre las grandes cuestiones.

Han sido seis días de intensos debates, conferencias, música, exposiciones y divulgación científica. El Festival Starmus, celebrado en las islas Canarias y en el que la Ciencia se ha unido con la música, ha cerrado sus puertas. Y con balance sumamente positivo. Varios premios Nobel explicaron con palabras llanas los conceptos científicos de vanguardia, en un intento por acercar la investigación a la sociedad. En el fondo, se trata de responder a las grandes preguntas que el hombre se formula desde el principio de los tiempos: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí?

ABC ha sido testigo directo de este acontecimiento científico de masas, el «Davos de la Ciencia», como le gusta decir al director y organizador del festival, el astrofísico Garik Israelian. Los temas han sido muchos, y muy variados. Publicamos en estas páginas, a modo de resumen, algunos de los más interesantes.

Hawking y la existencia de Dios

No es la primera vez, y seguro que tampoco la última, que Stephen Hawking nos traslada sus opiniones acerca de la existencia de Dios. Para el físico británico, la Ciencia es más que suficiente para explicar todas las cosas, incluso el origen del Universo, sin necesidad de recurrir a un Creador. Durante un debate con otros científicos asistentes a Starmus y que, en principio, no contemplaba el tema, Hawking sorprendió a la audiencia con una declaración que poco o nada tenía que ver con los asuntos previstos.

«Tanto la religión como la Ciencia –dijo Hawking- parecen explicar el origen del Universo, pero considero que la Ciencia resulta más convincente, ya que responde continuamente a preguntas que la Religión no puede contestar. Por ejemplo, la Religión no ha podido nunca dar una explicación coherente al inicio del Universo, mientras que la Ciencia sí ha avanzado mucho en este sentido. Sabemos ya que la Relatividad clásica no es suficiente, ya que no puede responder a la cuestión del origen, pero hemos propuesto otros modelos que puede aplicarse al primer instante de existencia del Universo. Podemos tener respuestas observando con cuidado la radiación de fondo de microondas».

Para Hawking, «nadie puede probar que hubo un Creador», pero sí que se puede probar cómo el Universo surgió de una forma espontánea. «Solo podemos intentar una explicación racional a través de la Ciencia. Y al final, sabremos todo lo que sabría Dios, si es que existe alguno». «La Religión –concluyó Hawking- nos ha acompañado a lo largo de toda la Historia y nos ha dejado cosas como la Inquisición, la desigualdad de la mujer, o el problema eterno de Palestina… La Religión debería hacer que la gente se comporte cada vez mejor, pero no parece que esté cumpliendo ese objetivo. Mucha gente no religiosa, sin embargo, sí que se comporta mejor, y sin necesidad de creer en ningún Dios».

Ni que decir tiene que sus palabras fueron, sin duda, el comentario del día entre los numerosos asistentes al evento.

A la caza de vida fuera de la Tierra

Otro asunto recurrente del Festival fue la búsqueda de vida fuera de la Tierra. Harold Kroto, el químico (laureado con el Nobel) que descubrió que en el espacio existen moléculas complejas de carbono, opina que «es bastante probable» que en esta galaxia ninguna forma de vida, excepto nosotros, haya alcanzado un nivel tecnológico. «Es más probable que se descubran bacterias en algún meteorito».

Una idea compartida por el también Premio Nobel John Mather, principal responsable del futuro telescopio espacial James Webb, que en varias ocasiones insistió en la necesidad de seguir buscando signos de vida dentro de nuestro propio Sistema Solar. Para buscar más lejos, dentro de nuestra galaxia e incluso más allá, Mather lo tiene claro: debemos construir telescopios cada vez mejores y que sean capaces de percibir las señales típicas de la vida, incluso la inteligente. «El problema –dijo- es que por mucho que afinemos los receptores, si hay alguien transmitiendo no sabemos qué tipo de señal nos estarán enviando».

Pero en cuanto a señales, el máximo experto presente en Starmus era sin duda Robert Wilson (Nobel de Física), el hombre que descubrió la radiación de fondo de microondas que permea todo el Universo y que ve posible que, si alguien está tratando de transmitir algo, en algún momento podamos captar una señal. «El problema –dijo durante una de sus intervenciones- es que nosotros no estamos enviando nada desde hace décadas. Es decir, que cada vez somos menos detectables».

Hawking también tuvo mucho que decir sobre este asunto, uno de los favoritos de su repertorio. «La posibilidad de encontrar vida inteligente es muy remota -afirma el físico-, como demuestra el hecho de que ninguna forma de vida inteligente nos haya visitado aún a nosotros. Pero sí que existe la posibilidad de que encontremos una forma de vida con un nivel tecnológico muy bajo. Si lo tuvieran más alto, ya los habríamos visto. Y si están pensando en los Ovnis, diré que se suelen aparecer a la gente, pero nunca a los científicos. Tampoco creo que halla ninguna conspiración por parte de algún gobierno para ocultar la tecnología extraterrestre. De hecho, ningún país ha hecho aún uso de esa tecnología».

Haciendo gala de su característico sentido del humor, Hawking dijo «que no hay vida tecnológica cercana también lo demuestra el programa SETI, que hasta ahora solo ha captado viejas señales de TV, la mayoría anuncios».

El físico británico asegura que «todavía no sabemos cómo se originó la vida en la Tierra, y la probabilidad de que una molécula tan compleja como el ADN se forme en un planeta a base de reacciones químicas es muy escasa. Por eso pienso que la vida puede estar latente en el espacio, y sembrarse en lugares concretos cada cierto tiempo. Pero no esperen que haya alguien inteligente lo suficientemente cerca en el tiempo y en el espacio».

¿Y cómo son los extraterrestres?

En cuanto al aspecto que podrían tener los habitantes de otros mundos, Hawking está convencido de que no se parecen a nosotros: «no se cómo podrían ser los extraterrestres, pero seguro que no son como los humanos. Así que, a pesar de la ciencia ficción, no es muy probable que tengamos contacto con un ET humanoide”.

Más claro parece tenerlo el biólogo evolucionista Richard Dawkins, que durante su intervención se atrevió incluso a dar una serie de pautas fisiológicas que podrían ser comunes en todo el Universo.

«Entendemos ya bastante sobre la vida como para hacer especulaciones informadas sobre cómo podría ser la vida fuera de la Tierra -aseguró el científico durante su conferencia- . Y la conclusión es que cualquier sugerencia sobre que estemos solos en el Universo resulta arrogante. Su tamaño impide creer una cosa así». Para Dawkins la vida se originó en el Universo, y no en un planeta concreto. «Creo que debe haber mucha vida ahí fuera», afirma.

Esté donde esté, Dawkins opina que la vida tendría que estar organizada de forma compleja y seguir una dirección específica. Es decir, que estaría sujeta a las leyes de la selección natural y la evolución.

Durante su multitudinaria intervención, Dawkins se formuló distintas preguntas. ¿Debe la vida estar basada en el carbono? ¿Tiene que funcionar a base de proteínas? ¿O basarse en los mismos 20 aminoácidos que son los únicos que funcionan en la Tierra? Para Dawkins, podrían darse combinaciones completamente diferentes de las que se dan en nuestro planeta, pero lo que sin duda existiría son los genes. «Aunque no fueran como los nuestros, probablemente sí que existiría un tipo de información codificada capaz de replicarse, aunque podría no estar en forma de ADN, sino de ARN, suficiente para cumplir la función de réplica. Y si a pesar de todo hubiera ADN, éste no tendría por qué basarse en el mismo código genético que es común a todos los seres vivos de la Tierra».

Otra pregunta. ¿Tuvo la vida que surgir por fuerza en un planeta? ¿Por qué no en una estrella, o en el espacio mismo? Y si fue en un planeta, ¿tiene éste que recibir por fuerza energía radiante de una estrella? ¿Y qué pasaría si ese planeta tuviera mucha más o mucha menos gravedad? «La proporción de cada parte del cuerpo –explicó Dawkins- depende de la gravedad. Y podríamos encontrar criaturas físicamente muy diferentes a las que conocemos por ese motivo».

Para el biólogo británico, «entendemos bien las escalas que afectan a los órganos y extremidades de los animales si cambiamos la gravedad». Pero hay mas. ¿Y si el planeta estuviera rodeado de niebla? Entonces la visión no sería adecuada, probablemente sería más útil alguna forma de ecolocación. En la Tierra la ecolocación ha evolucionado cuatro veces en distintas clases de animales.

En busca del origen del Universo

Entre todas las preguntas que se hace la Ciencia, esa es sin duda una de las más importantes. Y a ella, a buscar una respuesta, se dedican enormes esfuerzos, tanto intelectuales como económicos. No en vano, en Canarias estaban algunos de los investigadores que más tienen que decir al respecto. Empezando, de nuevo, por Stephen Hawking, cuyos últimos trabajos le han llevado a formular un nuevo modelo de Universo que no necesita de un momento original, y pasando por físicos de la talla de John Ellis, uno de los diseñadores del LHC y que ya está trabajando en la definición de la próxima generación de aceleradores de partículas; o Robert Wilson, Nobel de Física por descubrir la radiación de fondo de microondas que permea el Universo entero.

«El problema de qué pasa al principio del tiempo – aseguró Hawking- es similar a la pregunta de qué pasaba en el borde del mundo cuando la gente pensaba que la Tierra era plana. ¿El mundo es un plato plano con el mar cayendo por los bordes? Eso lo he comprobado de forma experimental. He viajado alrededor del mundo ¡y nunca he caído por ningún borde! Como todos sabemos, el problema de qué pasa en el borde del mundo se resolvió cuando la gente se dio cuenta de que la Tierra no era un plato plano, sino que tiene una superficie curvada».

Por lo tanto, para Hawking «Preguntar qué pasó antes del inicio del Universo sería algo sin sentido porque no hay nada más al sur que el polo sur. El tiempo imaginario, medido en grados de latitud, tendría un punto cero en el polo sur. «Pero el polo sur no es muy diferente de cada punto en la Tierra, o por lo menos eso es lo que me cuentan».

John Ellis, por su parte, está absolutamente convencido de que la Física es la única herramienta que tenemos para responder a esa pregunta. «En el principio del Universo no había Biología, no había Química, solo Física. Por eso hay que comprender la Física para entender cómo llegamos hasta aquí», dijo Ellis a ABC durante una entrevista. Ellis cree que, cuando esté construido, el nuevo superacelerador podrá aclarar misterios como el de la materia oscura y «comprender mejor lo que ocurre en el interior de la materia».

Wilson, por su parte, cree firmemente que los nuevos instrumentos de detección de microondas podrán identificar, de una vez por todas, las tan ansiadas ondas gravitacionales, pequeñas deformaciones en el tejido del espacio-tiempo y la prueba de que hace 13.800 millones de años, tras el Big Bang, se produjo un brevísimo pero intenso periodo de inflación, durante el que el Universo multiplicó, en la primera fracción de segundo de su existencia, miles de veces su tamaño.

El bosón del fin del mundo

Si el bosón de Higgs tiene la masa adecuada, podría llegar a destruir el Universo entero. Lo dijo Stephen Hawking durante su conferencia, y lo repitió en varios foros durante toda la semana. «Observaciones recientes del campo de Higgs –explicó el físico británico- han suscitado la posibilidad de que el campo podría no estar en el estado más bajo de energía. Si ése fuera el caso, el campo estaría en un estado de «falso vacío». Podría decaer a un vacío verdadero por fluctuaciones cuánticas, dando lugar a una burbuja de vacío verdadero, que se expandiría a la velocidad de la luz. No lo veríamos acercándose, pero sí nos golpeara, nos destruiría por completo. Afortunadamente, el tiempo de escala del decaimiento del falso vacío es, probablemente, más largo que la edad del Universo».

Algo con lo que también está de acuerdo el físico de partículas John Ellis: «Los físicos de partículas llevamos estudiando esa posibilidad por lo menos desde hace veinte años. El problema es el siguiente: estamos en un estado que llamamos el vacío. Y todo indica que ese vacío del bosón de Higgs no es estable. Eso depende de la masa del bosón de Higgs, y también de otras cosas. Pero parece que el vacío en el que todos vivimos es inestable. Tal vez el problema se deba a que las medidas que tenemos de la masa del bosón de Higgs no son lo suficientemente precisas. Pero lo seguro es que estamos, otra vez, ante una Física que va más allá del Modelo Estandar. Y tal vez, a la luz de esa nueva Física, nos daríamos cuenta de que en realidad el vacío del Universo no era tan inestable como parecía».

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