En Marzo de 2021, un equipo de investigadores liderado por el geólogo Qian Yuan, entonces de la Universidad Estatal de Arizona, sorprendió al mundo con una idea “loca pero posible”: dos masas gigantes de roca, hundidas a miles de km de profundidad justo debajo de África y del Océano Pacífico podrían ser, en realidad, los restos de Theia, el objeto del tamaño de Marte que chocó contra la Tierra hace 4.500 millones de años y que dio origen a la Luna.
Ambas masas rocosas, del tamaño de continentes y conocidas como LLSVP, Large low-shear-velocity provinces (grandes provincias de baja velocidad de corte), están hechas de materiales mucho más densos que los que forman el manto a su alrededor. Y su tamaño hace, además, que ambas sean capaces de generar sus propias perturbaciones en la magnetosfera, entre ellas el gran fenómeno que en la actualidad debilita el campo magnético terrestre y que se conoce como “anomalía del Atlántico Sur“.
Ahora, un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentra el propio Qian Yuan, ha obtenido nuevos datos que confirman la intrigante posibilidad de que enormes fragmentos de otro mundo estén enterrados bajo nuestros pies. La investigación, que ha merecido la portada de Nature esta semana, no solo contribuye a conocer mejor la estructura interna de la Tierra, sino también su evolución a largo plazo y la formación del sistema solar interior.
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Ciencia