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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Los otros “bailes de verano”

Los Radiadores, The Seasongs, Salto, Star Trip, Hank Idory y otras delicias pop para este verano 2020

Los otros “bailes de verano”
Álvaro Alonso el

La música pop española se debate en aquella cita gramsciana, a saber: “lo viejo no muere y lo nuevo no puede nacer”. Es difícil plantearse el cánon por el que debería evolucionar el pop en España. Los años noventa fueron letales, al adoptar los grupos una visión “indie” promocionada desde ciertos programas de radio como alternativa a la música más comercial. Se produjo un jorismos tajante con la tradición de Brincos, Sírex, Iberos o Bravos, por un lado, y con el renacimiento del pop en los ochenta de la mano de decenas de bandas únicas, de La Frontera a Gabinete, de Radio Futura a Nacha Pop, de Siniestro Total a Los Elegantes, cada una con su estética y su propuesta a cual más original e irrepetible. Esos tiempos, los gloriosos de los conjuntos de los sesenta, la del efímero rock progresivo de los setenta (últimamente revisitado aunque en círculos minoritarios) después, con Pau Riba, Triana y tantos, y la de la llamada “edad de oro” del pop con la llegada de la nueva ola y la Movida, se ven hoy como nostalgia, cuando en realidad son un legado precioso sobre el que tal vez cabría pensar en la edificación de la música popular posterior. El desencuentro entre las discográficas y los nuevos grupos ha ido paralelo a fenómenos distorsionantes al máximo como Operación Triunfo, unido a la desaparición de los formatos físicos y la anarquía de la música en una red sin control de calidad ninguno, bajo el imperio de los “likes” y las visitas. Todo ello ha generado una degradación del producto musical en sí mismo, que no es ya ese disco sencillo que abrazar por las quinceañeras ni ese álbum elepé que rozar con erótico placer como obra de arte. ¿Qué hacer? Resistir. Muchos son los grupos que han decidido no tirar la toalla, a sabiendas de que su número de seguidores nunca llegará a las masas, pero manteniendo la pasión. Si el trap, el reaguetón y otras formas de música denominada “urbana” acaparan el interés general, no por ello cabe reducir toda la propuesta musical nueva en esa dirección. Aún hoy sigue habiendo bandas que pelean por editar discos desde otros parámetros, más tradicionales, si quieres. Ahora bien, ¿no eran tradicionales los Beatles cuando se lanzan sobre la Motown y Buddy Holly a deguello para hacer su música? Hay mil ejemplos.

Uno de los focos activos de esta resistencia pop es Valencia, donde bandas como Star Trip acaban de facturar su mejor disco hasta la fecha, Salto al vacío, cantando en castellano y con guitarras queasombrarían al mismísimo Roger McGuinn, homenajeando con gusto a Big Star o Teenage Fanclub. Preciosas canciones como “Hasta el atardecer”, con una producción de lujo.

En una onda similar, aunque más intimista y personal, se encuentra Hank Idory, que desde su flamante primer álbum de 2017, no había publicado hasta este 2020, que ha sorprendido con el single “Por primera vez”, un disparo al corazón del pop más atemporal. Como un helado de limón enmarcado en una puesta de sol.

https://hankidory.bandcamp.com/track/por-primera-vez

Y, sin salir de Valencia, está el caso de Los Radiadores y su pócima secreta donde The Ramones, Los Nikis, Los Coyotes, Aerolíneas Generales o Siniestro Total reviven en los once cortes de su recién publicado Bailes de verano. Con una preciosa portada “Gatefold” y disco vinilo color fucsia optan por una tirada limitada de 300 ejemplares. Además de nuevas canciones en clave Clash, como “El gran premio final”, donde colabora en la voz principal José Manuel Casañ (Seguridad Social), o la irresistible canción-pogo “Luna roja” con Pat Escoin, se atreven a resucitar “Extraño corte de pelo” de Víctor Coyote en directo. El álbum se cierra con “Hasta el final”, canción “desechable” en esa tendencia psycho-billy que Raúl Tamarit, alma mater del grupo y compositor de todas las letras y músicas, tan bien regurgita desde el presente. Pero hay más: así el humor absurdo de “Benidorm”, o el tripi sideral a ras de suelo de “Contra el asfalto”. O el garage sónico de “Voces en mi cabeza”. “No me voy”, cantan Los Radiadores, sin venderse, al contrario, inclinando su sonido a lo más elemental del rock & roll.

En este breve recorrido por algunas brillantes propuestas del pop actual es preciso hacer parada en una banda de Madrid muy especial. Se trata de The Seasongs, un grupo que fue invitado a cantar canciones de The Beatles a Liverpool, en el certámen anual organizado por The Cavern en varias ocasiones. Esa pasión por el mersey beat ha ido derivando en una carrera la suya lenta pero segura, en la cuerda floja si se quiere, pero con una fe indestructible en su valía. Y no es para menos. Su reciente álbum Destellos irradia, vaya si irradia, belleza en las melodías vocales y en unas preciosas guitarras de Óscar Granero, que compone el grupo junto a Carlos L. Vigara y Jaime Bara. No es fácil facturar 13 canciones y que todas alcen el vuelo. Pero si a eso le añades que algunas de ellas lo hacen hasta ocho mil millas de altura, la cosa se pone seria. No me parece un disco cualquiera este Destellos, ni fruto de la improvisación. Muy cuidados aunque sencillos los arreglos, giran en torno a una idea central que se despliega con maestría, convirtiendo este producto autoeditado (lo que son las cosas, así andamos) en lo mejor que hasta la fecha hemos escuchado por estas tierras. “Quiero gritar” es sencillamente fantástica, que remite a los primeros Nacha Pop y a los 091 más inspirados. O la muy byrdiana “Electricidad”. Aunque si tuviera que elegir una favorita, sería “A tu lado”, uno de esos milagros, un clásico pop, hasta el momento escondido de los oídos abrumados de este extraño mundo en el que vivimos.

Y seguimos en Madrid, de donde es originario Germán Salto, piloto de aviación es nuestro Saint Exupery, que no renuncia a dilatar su brillante carrera, con dos elepés soberbios en su haber. Su última entrega es el disco sencillo “Our Lady of the Wind”, una pieza de orfebrería que nos lleva a los dorados años sesenta, el pop barroco, las melodías de miel y los arreglos orquestales donde Bach y Bacharach se tropiezan en la escalera de caracol con Beach Boys y Beatles. Sí, palabras mayores para este geniecillo del pop que anda destilando las canciones de su esperado tercer álbum.

Estas son unas sucintas notas sosbre algunos de los nombres que resisten, contra viento y marea, y que son pura pasión por la música. No les pierdan la pista. Porque en el tupido bosque se esconde siempre algún que otro tímido y escurridizo duende.

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