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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

La Antología poética del rock y otros escritos de Alberto Manzano

La Antología poética del rock y otros escritos de Alberto Manzano
Álvaro Alonso el

Leonard Cohen y Alberto Manzano se columpian

 

Con más de cincuenta libros a cuestas, Alberto Manzano, traductor y poeta, amigo personal y guardian del santo grial de Leonard Cohen, abanderado de la cruzada en España a favor de la poesía en el rock, me recibe en un barrio humilde de Madrid, donde tiene ahora su casa. Paseamos por las callejuelas desiertas una fría tarde de finales de enero tras encontrarnos con puntualidad británica. Lo veo de perfil, abrigado, enfundado en un viejo abrigo negro. Mientras nos acercamos a la casa me habla de su otra casa, en Gerona, allí tiene la mayor parte de sus tesoros, toda una vida dedicada a buscar poesía en el mundo del rock, desde que descubrió a Leonard Cohen. A Madrid se ha traído el kit de supervivencia, unos pocos centenares de discos, algunos de sus libros, algunas obras de referencia y sus proyectos de adaptar clásicos del rock al lenguaje de los jóvenes flamencos. En la casa no se ve ordenador, ni televisión. Es una casa extremadamente espartana, como una cabaña en una islita del mediterráneo, como si Alberto quisiera recrear la estancia donde compartió tantos momentos con Leonard en Hidra. La entrevista íbamos a centrarla en la publicación de la Antología Poética del Rock en Hiperion, pese a tener publicado recientemente “La historia de Leonard y Marianne” (Ediciones Lenoir, 2018), así como un fabuloso libro sobre Kevin Ayers, pero ocurrió lo inevitable y acabamos hablando de canciones, de letras, de discos y de muchas cosas más:

Bueno, mis dos hijos viven en Barcelona con su madre los dos, cuando paran por casa, claro. Mi hija tiene dieciocho, quiero que se venga conmigo a estudiar la carrera, siente mucha empatía, quiere estudiar algo relacionado con trabajo social, los derechos de la mujer, los inmigrantes, los sin techo. Es una hermanita de la caridad. Sisters of Mercy….

A parte de los clásicos de los setenta has seguido muy intensamente el underground en todas las corrientes…

Hay hip hop, soul, blues, hasta rap. Sí, a Berth Orton la conocí en un homenaje a Leonard Cohen en Dublin en 2006. Estaba Anthony & The Johnsons, Laurie Anderson, Lou Reed, Rufus Wainwraight, la verdad es que me encanta esta mujer.

Aquí veo a Warren Zevon…

Zevon es el protegido de Jackson. Es el padrino de mi hija, se vino a Barcelona por mí, al barrio de Gracia. Tenía muchas ganas de venir a Barcelona y aquí que se vino. Estas son las galletas que me envía todos los años. Son de la receta de su abuela que están gua! Con sésamo!. Sale de pequeñito con su hermano, que anda desahuciado.  Jackson es otro de los protectores de la humanidad. Un gran ser humano.

¿Quién es Alberto Manzano?

Ya me gustaría así saberlo, gracias a todo a lo que me he dedicado, no?

La traducción de canciones, cuando se inicia?

Bueno, yo descubro a Leonard Cohen, estaba estudiando biología, después me pasé a medicina, era mi vocación, siempre quería ser doctor, médico, y habían publicado el primer libro que se publicó sobre la obra de Leonard en España el año 72, 73 me parece en Plaza y Janés, “Poemas Escogidos de Leonard Cohen”, y, bueno, pues ese libro me hizo cambiar de vocación. Quise dejar de ser medico de cuerpos para ser médico de almas, para decirlo de alguna manera. Era el primer poeta que realmente me hablaba directamente al corazón, sabes. Yo nunca había sentido que alguien me llegara tan profundamente como Leonard con su poesía, no,  entonces eso fue un descubrimiento para mí y empecé a nadar esa senda que me llevó a tanto a la cultura del rock. Yo hasta entonces me había interesado mucho por grupos de música progresiva, sobre todo. Me gustaba mucho Cream, Soft Machine, Pink Floyd, Marc Boland, pero no había nada sustancial en sus textos, era la música el impacto que yo recibía de eso grupos, pero cuando escuché y leí a Leonard Cohen todo eso también cambió y fue la constancia de que en la música también había poesía. Si Leonard me había hablado así además, recientemente habían publicado la obra completa de Dylan, dos tomos, editorial Aguilera me parece que se llamaba, una traducción muy buena. ¿No los conoces esos dos libros? Carlos Álvarez se llama el traductor. Y pensé… Bob Dylan me había tocado, aunque no tan profundamente como Cohen. Pero dije ostias, si Dylan tiene una obra publicada en España, en castellano, Cohen también se la merece. Y ahí está mi singladura, mi cruzada, desde hace más de cuarenta años ya.

Recuerdo una entrevista a Cohen en Les Inrockuptibles, una revista francesa

Ah, sí muy buenas entrevistas

Contaba Cohen (es por constatar si esto es así o… cuando llega a Londres, preguntó en una agencia de viajes allí, ¿qué tiempo hace en Grecia?

Estaba harto del frío, era un día lluvioso, y eso que venía de Montreal, no? Vino a Europa, precisamente porque quería hacer un libro sobre las culturas mediterráneas… Bueno, él estaba en Londres de momento intentando escribir su novela sobre su autor favorito y es verdad, le dijeron que en Grecia hacía un tiempo maravilloso y soleado y allá se fue. Y se quedó seis años, siete. Aunque mantiene la casa, claro. Estuvo seis años siete seguidos viviendo con Marianne.

Ese ritmo esa cadencia que tienen las canciones de esa época, tienen algo que ver con el Mar

Sí, Cohen lo ha reconocido así,ser un amante de la música tradicional griega, tuvo una estrecha relación con Mikis Theodorakis, también el flamenco, toda la música mediterránea, del Este sobre todo, porque sus padres, abuelos y bisabuelos, son del Este de Europa, ahí se concentraba toda la música que lo había alimentado a Leonard. Y efectivamente, sin duda, las corrientes marítimas del mediterráneo le han influido mucho, claro. Y lo ha demostrado no solo en sus primeros discos porque ha habido esa cadencia sustancial siempre en algunas de sus canciones a lo largo de toda su obra discográfica.

En concreto en la Antología poética del rock escoges Suzanne. ¿Es de la etapa de Hidra?

Bueno no, “Suzanne” la compone cuando vive en Montreal. Suzanne no es la Suzanne que es la madre de sus hijos, Adam y Lorca. La madre es Suzanne Elrod, y la musa de la canción es Suzanne Verdal, una bailarina que él conoce, esposa de un amigo suyo escultor. Y él la conoce en el año 62 me parece.

Entonces decides hacerte traductor. Los italianos tienen un dicho, “traduttore tradittore”.

Nosotros mismos lo hemos reconocido que, evidentemente, yo creo que se debe ser un poco poeta para traducir poesía. Entonces Tiene que pasar por ese filtro personal de la experiencia propia. La literalidad nunca me ha parecido que sea un buen método de trabajo y de traducción. Borges es un buen ejemplo de todo esto, o sea, Borges es inimitable y único, porque se inventa la mitad de lo que escribe, no? Joyce, por ejemplo, lleva su ambientación a la pampa argentina. Y Leonard hace lo mismo con Lorca, por ejemplo en “el pequeño vals vienés”, y en algunos de los temas que he traducido de Lorca, en letras que he traducido en el libro del Anero, el poema “La Casa de Infiel” es una traducción absolutamente libre. A mí me gusta trabajar con esa fluidez semántica, lingüística, lo que decíamos antes, de que las palabras, sean leídas, recitadas o cantadas, no se hagan un grumo en tu boca sino que sean como agua, que fluyan. Entonces hay que buscar esa musicalidad propia y ahí el traductor poeta tiene una gran oportunidad también de crear, no ya la simple traducción sino una creación  a partir de un poema original. También hizo lo mismo Cohen, hay un texto de Cavafis que se llama “Alejandría se marcha”, basado en un poema de Cavafis que es una maravilla. Cohen es fiel al espíritu pero no a la letra.

Los poetas en sus canciones, ¿solo miran la tradición, otros cantantes, o hay un trasbase del mundo literario también?

Muchos poetas cantantes han reconocido sus influencias literarias, clásicas, Dylan por ejemplo, o Patty Smith hablando de los poetas malditos franceses, Rimbaud, Baudelaire. Pero Dylan tiene mucha influencia de Walt Whitman y de la generación beat, de Kerouac, De Ginsberg, de Ferlinguetti. Bueno, pero si nos remontamos a los orígenes del rock, los antecedentes del blues, country, soul, esa gente sí que apenas conocía cuáles pudieran ser sus referentes literarios, ¿no? Y en cambio hay ahí una gran poesía, hay una experiencia personal y una inspiración, son un canal, un receptor de algo misterioso que les invade, que los posee, Robert Johnson, Willy Dixon es un gran poeta para mí del blues. A ver, John Lennon era el que decía: “Yo no escribo poesía, simplemente la canto. No hay tiempo para leerla pero sí para escucharla”. Era aquel vértigo, la inmediatez de los años sesenta.

Porque se compone muy rápido, no? En la carretera, en los hoteles, en posavasos

Fíjate Bob Dylan. Hank Williams tenía una facilidad para escribir impresionante, te hacía una canción en cinco o diez minutos en la servilleta de un bar, mientras Cohen está tres años. Pero hay una profundidad en Cohen que los otros no tienen. Cohen es un alquimista de la palabra. La destilación en su laboratorio. Mide cada sílaba y el estudio personal, espiritual que ha llevado a cabo a través de toda su obra es incomparable.  Probablemente sea un caso único en el ámbito del rock. Pero, yo siempre he pensado que ¿el poeta como Cohen o Patti Smith o Jim Carroll con obra propia literaria paralela a la discográfica, de hecho el tener esa obra publicada es una garantía de excelencia en la calidad poética cuando lo lleva al mundo de  la canción? No, yo creo que no.  Jim Morrison, era un gran poeta. Pero es que hay grandes poetas en el ámbito del rock que no tienen obra publicada. Yo no sé lo que es ser un gran poeta pero cuando lo leo creo que sí que lo reconozco, esa cualidad.

Es recoger una tradición muy anterior la de los juglares, los trovadores…

El rock lo que les dio a estos poetas es la posibilidad de que su obra a través de la música llegara a todos los rincones, a todas las casas, a todas las camas, no? Porque la música del rock fue un gran vehículo de transmisión poética. Claro que la poesía es una excepción dentro del rock, que está saturado de versos de mala calidad quitando esas excepciones que son las que yo estudio y las que quiero dar a conocer.

¿Ese gran vehículo que es el rock también lo fue de cambio en los hábitos, las costumbres, la transformación social, en el periodo del 65 al 68?

Claro, bueno, es que fue una época de revolución absoluta en todos los estratos. Una revolución cultural, sexual, donde se rompían todos los moldes, todos los esquemas, abriendo caminos infinitamente anchos y sin dirección. Se tenía que poner un nuevo orden al mundo dadas las carencias muy importantes de las que carecía la humanidad. Y cada uno puso su grano de arena en ese cambio.

En tu Antología Poética del rock escoges un poema de Tim Hardin, que parece que murió de cualquier manera, tocando en la calle.

Y tantos otros. Las drogas causaron muchos estragos, ¿verdad? Pero sí, ellos, como Hardin, se casaban con su obra, se casaban con su arte, no habían intereses económicos como cuando la industria discográfica se consolida. Pero en aquellos años sesenta, cuando todo estaba por hacer y por descubrir, vivían al desnudo, a flor de piel lo vivían, con una entrega absoluta.

Es curioso el caso de Edwards, con su pequeña oficina en Nueva York, que coge a Joni Mitchell y junto a Geffen crean un fenómeno que vende millones.

Claro, es que en aquellos años había una avidez de cambio en la gente joven, el hippismo, las drogas, la espiritualidad. Joni Mitchell es una de las grandes poetas del rock para mí, no creo que haya nadie como ella. Está Patti Smith, Suzanne Vega evidentemente, pero Joni Mitchell fue la primera. Con Neil Young, aquella generación de Laurel Canyon, lideraron todo ese movimiento.

¿Hay una responsabilidad cuando se traducen canciones que son memoria colectiva, que todo el mundo ha tarareado? Porque muchas veces se cantan sin saber lo que dicen las canciones

A veces ni siquiera los ingleses saben lo que dicen las canciones, ¿eh? Porque no lo están escuchando, vaya.

¿Pero sientes un peso, una responsabilidad mayor, al traducir gigantes, monumentos como “Astral Weeks”, “Had Rain Is Gonna Fall” o “Sympathy For The Devil” frente a otras que no han sido tan populares?

Bueno, yo cuando me enfrento a una traducción no hago este tipo de diferencia, no la hago. Pero cuando reconoces el monumento, lo que ha significado esa canción, cómo ha calado en la sociedad durante generaciones, la miras con más respeto. Hay ahí una profundidad que quizá otras canciones no la tengan. Sí que es verdad que hay un trabajo más elaborado, por ejemplo en “Hard Rain Is Gonna Fall”.

Pero no llega a temblar el pulso…

Ah, no no no, en absoluto.

Y cuáles son las dificultades mayores que encuentras al traducir?

Bueno, en mi caso tengo que reconocer que el slang, el argot es una gran piedra en el camino para la traducción, por ejemplo en el caso de Tom Waits, probablemente sea el más complejo, el más problemático al que me haya enfrentado en el ámbito de la traducción. Está cargado de slang, él sí tiene mucha influencia de la generación beat. Y probablemente sea el autor que más me ha costado traducir. Hay mucho surrealismo también. Mira, traduje “Tarántula” de Bob Dylan: por favor, eso es intraducible, ahí sí que tienes que ser absolutamente literal, no puedes interpretar nada, es lo que se llamaba en la época “escritura automática”, como un vómito.

Otra que es monumental es “Walk On The Wild Side” de Lou Reed. ¿Cómo ha llegado a ser tan grande?

Puede deberse tal vez a David Bowie, vaya trabajo que hizo en el “Transformer” de Lou Reed, cómo Bowie resucitó a Lou Reed. Qué maravilla de disco, yo todavía es uno de los que más escucho, lo tengo ahí y lo oigo cada día. Y Berlín es otra gran obra. Bueno, Lou Reed fue el primero en salir del armario, así a nivel popular. Fíjate, yo recuerdo haber visto el primer concierto de Lou Reed en España, en el Palacio de Deportes de Barcelona, en el año 74, cantando el “Heroin”, y la gente mosqueadísima pidiéndole “rock & roll!, rock & roll!”. “Heroin”, un tema de 15 minutos, era insoportable para el público, claro, estamos en el 74 y España estaba todavía en estado catatónico pero joder, escucha la letra del “Heroin”, tío, no quieras venir a ver a Lou Reed solo para mover el esqueleto y divertirte un rato. La Velvet también hizo un trabajo extraordinario, la conjunción de John Cale y Lou Reed. Hay pocos músicos tan completos como John Cale, todos los palos que ha tocado ese hombre. Tenía una formación clásica impresionante. Pero a nivel literario para mí es uno de mis favoritos, sin ninguna duda.

El Nobel a Dylan, ¿no crees que tiene algo de premio también para ti como un cambio entre algo que no tenía el reconocimiento de la Academia y que pasa de pronto a ser reconocido?¿Se reconocía por fin esa intuición tuya, el valor de la poesía en el rock?

Es curioso a mí me llamaron y me felicitaron, evidentemente. cuando le dijeron a Bob Dylan que le habían dado el Nobel de literatura; igual que me felicitaron cuando le dieron a Leonard el Príncipe de Asturias. Y pensé, vaya, me ha rebotado el premio. Sí, quiero verlo así yo también, como un reconocimiento a mi cruzada en pos de la defensa de la poesía en el rock.

¿Cuál puede ser el motivo para que se haya tardado tanto?

La rancia academia, la ortodoxia recalcitrante… Quizá hayamos pensado que ha tardado demasiado, todos esperábamos un reconocimiento prematuro, pero los tiempos son lentos y los reconocimientos, bueno, si te llegan en vida, todavía, lo habitual es que haya que estar muchos años bajo tierra para que reconozcan tu trabajo. En estos tiempos vertiginoso, el tiempo va muy lento para estas cosas.

No es un buen momento para el punk. En el 75 76, vuelven otra vez los jóvenes los protagonistas, a coger un instrumento y subirse al escenario. A los Clash los dignificas, lo introduces en tu libro. Hace mucho que se ha conseguido que los jóvenes dejen de ser protagonistas, han pasado a ser consumidores. ¿Qué significó el punk para la poesía, el CBGB..?

Los jóvenes siempre tienen que romper moldes. Y cuando los jóvenes se sienten asfixiados tienen que explotar, no? Y no hay nada tan inocente y espontáneo y libre como la actitud de las nuevas generaciones, no, es una poesía muy vital, muy desenfrenada, muy directa de cara a cara, muy violenta incluso Yo no diría que en el punk está la gran poesía del rock, pero sí que hay excepciones, como en el rock. Yo no mido tanto mi traducción poética de las letras por géneros, hay en todos cosas que considero insustanciales y cosas que tienen un gran mensaje, una dimensión poética. Lo mismo ocurre en el caso del blues, o del country o del rock. Hay grandes poetas y hay otros que, no sé, son textos demasiado insustanciales que solo nos permiten mover el esqueleto. En el caso del punk en concreto que me preguntas pues claro, los Clash fueron grandes poetas, todos ellos, porque ahí escribían mayormente casi todos. Y si nos vamos al punk de Nueva York o de Los Ángeles, ahí hay una gran escuela. Sonic Youth son unos grandes letristas también. Sabes, no me podría casar con este género como el mayor exponencial poético en el ámbito del rock, pero es una poesía mucho más visceral, mucho más directa y violenta. Pero es que esa es la misión de los jóvenes. El problema es cuando el sistema, la industria, fagocita, engulle, absorbe todo. Entonces todo el movimiento se diluye. Esa es la estrategia del sistema, en el hip hop ha pasado lo mismo, ha pasado a ser fagocitado totalmente por el sistema y se ha diluido.

Esto fue estudiado ya por la escuela de Frankfurt que notó cómo los productos culturales podían ser amasados, lo adaptas y lo aceptas para que deje de ser una anomalía y pase a formar parte del sistema. Es un plan maquiavélico que funciona, que de hecho es una clave para entender lo que se hace. Pero en algún momento sí que se les fue de las manos. Por ejemplo, en el caso de Chuck Berry siempre he oído decir que era un gran letrista. Quiero decir, que parecía que era rock & roll, sin más, pero ¿qué había en Chuck Berry que lo hacía especial?

Bueno, para mí Chuck Berry es el pionero del punk. Era un tío rebelde también y yo creo que era un hombre inspirado en ese sentido, yo creo que “Johnny B Good” es una gran letra. No sé, cuando algo te llega al corazón realmente, hay poesía y Johnny B Good es una letra que te entra, que te llega a las entrañas. Claro, yo en ese sentido no soy muy académico, no cuento, no contemplo, no observo ni juzgo las rimas, sino el espíritu del que nace la canción. Chuck Berry siempre me ha emocionado mucho, no eran jóvenes universitarios, todavía, no es la escuela de los sesenta de donde salen los Eagles, Jackson Browne, Joni Mitchell, Neil Young. Y en Inglaterra Brian Ferry, Robert Wiatt, Bowie. Pero bueno, era un hombre salvaje, primario, y yo veo una calidad poética en sus canciones. No sé argumentar sobre ello, o sea razonarlo, simplemente me llega al corazón. Para mí ahí está la poesía, algo que te pone los pelos de punta, algo que te hace vibrar por dentro, eso es poesía.

Luego hay canciones tradicionales como “Long Black Veil”, que es una historia terrible, incluso siniestra. Hay en el folk relatos completos en una canción

Mmm, qué bonita. Es un texto extraordinario, está en la Antología poética del rock. También Woody Guthrie, el pionero del folk norteamericano, en las carreteras polvorientas, tenía mujer e hijos pero andaba siempre vagabundeando, yendo a todas las manifestaciones sindicales de los obreros y campesinos. Woody Guthrie es otro gran poeta y todos sabemos la influencia que tuvo en Dylan. Fue a verle al hospital cuando tenía Parkinson. Dylan quería que lo bendijera, fue a cantarle un par de canciones. Guthrie dijo: “Vale, vale, estás aprobado chaval”.

Había otro, que se murió muy pronto, Richard Fariña, muy amigo de Dylan

Ah, sí, Jim Morrison cantó una canción muy bonita de él. Era el cuñado de Joan Baez. Bueno, es que Dylan hizo mucha sombra. Dylan es un avatar. Se dijo: “He venido a la tierra con una misión…” y sí, hizo muchísima sombra. Hay otro que no sé si conoces, muy bueno, que le pasó eso: David Blue. Pero incluso a Tim Hardin, a toda aquella gente, los deslumbró, todos quedaron en la sombra arrinconados.

Revisando toda la obra de Cohen, ¿con qué te quedas?

He oído bien? Que con qué me quedo? Ay, por favor (risas) Una canción, además? No me puedes hacer esto.

Si quieres no tienes por qué contestar

Te puedo decir un disco y un libro, pero una canción?

Bueno, pero si de ahí sale la canción, mejor (más risas). Aquí en la Antología escoges “The Future”…

Yo te voy a decir mi libro favorito es “La Elegía de los esclavos”. ¿Lo conoces? Del año 72 me parece que es. Y mi disco favorito “Canciones de amor y odio”. Y entre los surcos de ese disco, “Famous Blue Raincoat”. Esa canción la compone en Nueva york, está preparando su primer disco, debe ser el año 66, 67. Lo que pasa es que no la incluye en ningún disco hasta el tercero. Pero es una canción que él empieza a escribir en Clinton Street. Está con Marianne, uno de los barrios más conflictivos de la ciudad. Porque cuando Cohen llega a Nueva York no tiene donde caerse muerto. Y es una canción que él reconoce que tiene mucha influencia del flamenco, bebe de las armonías del flamenco. Tú sabes que Leonard basa su obra en cuatro acordes que le enseña un gitano de Montreal que tiene 19 años, Leonard lo ve un día por la ventana de su habitación tocando la guitarra. Así aprendió con ese profesor al que llamaban “el hispano de Montreal” que le da cuatro lecciones de guitarra. En “Famous Blue Raincoat” Leonard ha reconocido la influencia flamenca, pero es imperceptible, porque la habilidad que tiene para esconder no solo a nivel musical sino poético muchos enigmas, porque él mismo es un misterio en sí mismo…

Es un prestidigitador…

Sí, es un mago, es un mago.

Eso lo usa también con las mujeres

Es un “encantador de pezones” ¡que te apuntan como misiles!

Y de Lorca lo que le llama, más que Poeta en Nueva York es El Romancero Gitano?

Bueno, él descubre a Lorca, sí, sobre todo el Romancero, el otro llega después.

Es que Lorca hacía poesía para ser cantada, era un poco el antecedente de todo esto

Hay una anécdota muy bonita que te contaré. Yo pasé una temporada en casa de Leonard, en 1980, en Grecia, en Hydra, pasando las Navidades y le llevé unos turrones y un par de discos: un disco de Lole y Manuel y uno de Paco de Lucía interpretando canciones de Lorca. Y, bueno, él tenía un tocadiscos monoaural tenía un estilo de vida muy humilde, muy sencillo. Pusimos el vinilo y nos sentamos a escuchar, una canción, otra, y va y me dice: “¡Oye, aquí no canta nadie!” Y le digo, ¿no sabías que Lorca también componía música? Y dice: “¿No me digas?” No sabía que Lorca había sido compositor para piano. El señor Leonardo no tenía ni puta idea de eso. ¡Vamos a brindar por Lorca! ¡Y por Cohen! (Ruido de vasos de whisky con hielo)

Leonard me dijo, “no siento la experiencia en estos jóvenes”. A él le gustaban los verdaderos cantaores de cante jondo.

Bruce Springsteen, un icono, un santo que mueve masas, que tiene fieles que le siguen. ¿Qué papel tiene para el rock? Greil Marcus le puso a parir la primera vez que lo vio. ¿Qué valoración haces de él?

Yo tengo que reconocer que en algunos de mis trabajos tengo que hacer concesiones a la galería. Y a lo mejor ya lo he dicho todo con eso.

¿Si te pusiera en el mismo brete que con Cohen, con Dylan?. Te pido la canción de Dylan

(Segundos para pensar) “Si los perros corren libres”, en New Morning, es un disco de jazz, mi favorito, inclasificable e imprevisible y esta canción me encanta. “If Dogs Run Free”. Blood On The Tracks es un disco que me encanta también.

En la Antología está ¡Jonathan Richman!

Yo le conocí, vaya ser esperpéntico, qué majo. Un ser maravilloso, era como un ángel caído, etéreo y volátil, tan natural, tan espontáneo, tan libre y armonioso con todo.

Y JJ Cale, que te atrapa en una red y puedes estar años viviendo ahí años y no querer oir otra cosa

Sí, es una atmósfera tan relajada y contemplativa, sentado en su mecedora dejando pasar el tiempo o en su barquita con su caña de pescar.

Nick Drake…

Madre mía Nick Drake, es una excelencia poética, es de otro mundo, sí. Es único, es original, es inconfundible. Nadie le ha llegado a la punta del talón. ¿No encuentras la de Dylan? … ¡Pues no la he puesto, chico! Claro es que si tienes que escoger dos o tres canciones de Dylan, pues esta me la quedo para mi, a la gente no le interesa. No, pues no la puse. Me maldeciré toda mi vida.

¿Y cómo fue lo de encontrarte con Leonard? Parece como si fue una fuerza que te arrastró, lo dejaste todo y te fuiste con él.

Sí, nadie me había hablado al corazón como él. Se convirtió no solo en mi amigo con los años sino un maestro, un guía, yo había escrito algunos libros, traducido algunas letras, cosas así a nivel artesanal que vendía en Las Ramblas, a la salida de los conciertos o los dejaba en depósito en librerías de Barcelona, fui a esperarlo con un cargamento de libros cuando supe que venía de gira a Barcelona en el año ochenta, supe que estaban en aquel hotel, y allí empezó todo. Yo le puse todo aquel cargamento delante y me dijo, “vente a comer”, fuimos a comer, luego por la noche me invitó al backstage, luego al día siguiente a desayunar y me dijo, “Oye Alberto, ¿porqué no te vienes a Toulouse, que tenemos un concierto? Y allí que me fui. Y al año siguiente estaba en Grecia con él. Yo tenía 24. Y él tenía 46. Yo estaba en estado incipiente. El momento de descubrir, conocer. Es el hombre que me ha marcado, yo soy lo que soy gracias a lo que él me ha dado, me ha enseñado. Ha habido mucha identificación, hemos empatizado mucho. No hemos necesitado hablar tanto. Una conexión maravillosa, una empatía perfecta.

 

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