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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Deja de bailar a Kraftwerk

Deja de bailar a Kraftwerk
Álvaro Alonso el

Decía Salvador Dalí: “No te empeñes en ser moderno. Por desgracia, hagas lo que hagas, es la única cosa que no podrás evitar ser”. Si una banda puede ser considerada pionera en eso de ser anti-moderno, esos son Ralf Hütter y Florian Schneider, o lo que es lo mismo, el corazón de Kraftwerk.

La historia de Kraftwerk -noticia hoy por su aparición esta misma noche dentro del Sonarclub en el festival Sónar 2013, que celebra su veinte edición-  es la historia de dos visionarios que intentaron en 1971 revitalizar la interrumpida cultura musical centroeuropea de los años 30. Una mirada al pasado que escondía en su interior un concepto todavía activo de las verdaderas vanguardias musicales de principios del siglo XX. Su imagen robótica y la imaginería que los acompaña se fragua a partir de 1973 con la incorporación al grupo del violinista eléctrico Emil Schult, sin cuyas ideas no habría llegado a completarse la imagen actual que tenemos de ellos.

Kraftwerk es el mejor ejemplo de que la modernidad no consiste muchas veces en querer ser moderno o mirar al futuro, sino en vivir tu presente, y en su caso en concreto, conseguir dar un salto hacia adelante mediante la revisión si quieres nostálgica de otros tiempos más ricos y ambiciosos en el terreno de la creatividad, como fueron la catarata de las vanguardias.

Kraftwerk supieron adornarlo de elementos audiovisuales -hoy día utilizan un espectáculo en 3D-, una imagen en el escenario con inspiración en la ciencia ficción, la astronomía, el electromagnetismo, las telecomunicaciones, etc., y un guiño constante al pop entendido como capacidad de sorpresa y felicidad de placebo. Pero lo que estaban haciendo subterráneamente -y lo que siguen haciendo, camino ya de los setenta años-, es reconstruir y prolongar una de las ramas partidas de la música en el arranque del pasado siglo y, si me apuras, de finales del siglo XIX. ¿Kraftwerk, música del futuro? No me hagan reír.

Nada como bailar jugando a ser un robot con el clásico “Das Model” publicado por Kraftwerk en 1978 dentro del LP Die Mensch-Maschine. Pueden leer mientras tanto algún cuento de H. G. Wells. Aunque tal vez lo acusen de no ser lo suficientemente hipster.

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