Han pasado treinta y un años desde que la rockera de Austin Carla Olson fuera invitada a grabar en 1988 junto al legendario grupo sueco de country rock Wilmer X en la pequeña ciudad nórdica de Malmo. Carla había comenzado su andadura en un grupo punk de su ciudad natal apenas una adolescente, cuando -nos cuenta la propia Carla- “todavía existían en Texas leyes segregacionistas que separaban a los alumnos en los colegios por el color de la piel”.
Carla se fue pronto de casa “buscando mayor libertad, me mudé a Los Ángeles”, donde a día de hoy sigue teniendo su centro de operaciones. A nivel internacional estalló como artista al frente de los Textones, una de las pocas bandas de nuevo rock americano (vienen a la cabeza otros nombres, como Lone Justice o Bangles) lideradas por una mujer, al estilo de lo que antes habían conseguido Blondie o los Pretenders. Aunque una joven Carla Olson ya aparece en los créditos tocando su guitarra en el maravilloso debut de Phil Seymour de 1980 para Boardwalk Records.
Con A&M graba Midnight Mission en plena ebullición de increíbles grupos en toda América como Del Lords, Cruzados, Rank & File, Three O´Clock, Rain Parade, R.E.M., Green on Red, Game Theory o Dream Syndicate. Además de los singles “Standing The Line” y “Midnight Mission” incorporaban una electrificante versión del “Clean Cut Kid” de Bob Dylan. El ya por entonces viejo amigo Phil Seymour se había unido a los Textones como batería.
Carla graba Cedar Creek, el segundo disco de los Textones en 1987 siendo ese mismo año pieza clave en la recuperación del ex-Byrd Gene Clark, componiendo juntos el álbum So Rebellious a Lover (Razor & Tie). Y es al año siguiente cuando se traslada a la tierra de sus abuelos, la lejana Suecia, llevando en sus bolsillos la herencia de Chuck Berry, los Byrds, Dylan y los Rolling Stones.
La admiración de Carla por sus “satánicas majestades” le llevó a colaborar y entablar una profunda amistad con el ex-Stone Mick Taylor girando y grabando juntos (Too hot for Snakes/The Ring of Truth). Otro fascinante capítulo de la vida de Carla es el que narra su relación de amistad con el legendario soulman Percy Sledge, que llegó a grabar cinco canciones de la artista.
Pero la noticia es que de las sesiones de grabación de la Olson y Wilmer X en 1988 salió un disco que solamente se publicó en Europa y no en USA, nadie sabe muy bien la razón. Ahora se publica por primera vez en todo el mundo Rubies & Diamonds (Sunset Blvd Records, 2017), un total de quince canciones, de las cuales las primeras doce son deliciosas miniaturas de rock & roll firmadas por Carla junto a Danny Wilde de The Rembrandts, Dannny Tate (sus canciones las han cantado Rick Springfield, The Smithereens o Jeff Healy), George Callins y Rick Hemmert de los Textones, y George Greene (coautor de, entre otras, “Hurts So Good” de John Mellencamp).
Preciosas baladas fronterizas y un aroma rancio a rock and roll de toda la vida es lo que destilan estas grabaciones de prístino sonido, en el que a las guitarras de seis y doce cuerdas de la propia Carla Olson y de George Callins (también toca dobro, mandolina y slide guitar) se une la guitarra eléctrica de Thomas Holst, el bajo de Stefan Bjork, la batería de Sticky Bomb, la armónica de Jalle Lorensson, el órgano y piano de Mats Bengtsson, el acordeón de Pal Wiken, el saxo de Ake Norden y Tomas Gabrielsson al órgano y voces.
Es sorprendente que estos rubíes y diamantes hayan quedado ocultos a los oídos de los aficionados todo este tiempo. El próximo 27 de enero podremos disfrutarlo en una edición cuidada, donde además se incorpora un dueto con el cantante sueco Mikael Rickfords (vocalista de los Hollies durante dos años a principios de los setenta) cantando “Touch”.
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