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Blogs Música para la NASA. por Álvaro Alonso

Flores marchitas para los Rolling Stones

Flores marchitas para los Rolling Stones
Álvaro Alonso el

Es difícil seleccionar una canción de The Rolling Stones. Un torbellino de sonidos se superponen en la cabeza cuando se menciona a la banda de rock and roll por excelencia. Revolotean cientos de guitarras eléctricas, de Keith Richards, de Brian Jones, de Mick Taylor, de Mick Jagger, siempre guitarras eléctricas… No, no siempre, de repente encuentras unas pocas guitarras acústicas. Pero resulta que una de esas raras canciones de los Rolling Stones, ya fuera hecha en serio como si no, es una de tus favoritas, una de esas raras veces en las que Jagger coge la acústica y se va a explorar las arenas movedizas del country.

Lo de las arenas movedizas lo digo porque todos sabemos que el country está lleno de lugares comunes, fórmulas sin brillo y estereotipos insalvables. La excusa que Jagger ha dado siempre a la pregunta de por qué no más country en su repertorio y su clara apuesta por el rock and roll, puede tener tanto de verdad como su contrario.

Es posible que su voz no vaya bien con este estilo, que el tono y las temáticas del country no casen del todo con su amor por el blues, el rythm & blues, el soul  y el rock and roll. Vale que le haya dejado tales incursiones a Keith Richards en solitario. Pero ” Dead Flowers” tiene ese aire festivo y galáctico que remite a la conexión única que se produjo por aquellos años entre el músico de culto más importante dentro del country, Gram Parsons, y sus satánicas majestades. Un músico, Gram, sin cuya existencia es impensable un grupo de la talla de Wilco, por ejemplo.

Si Gram grabó “Wild Horses”, prendado como estaba de esta canción, los Rolling Stones quisieron demostrar a Gram que ellos también podían ser igual de galácticos que él. La relación con Gram Parsons fraguó en una gran amistad con Keith Richards que se materializaría en la gestación del Exile on Main St en 1971.

“Dead Flowers”, grabada en el 69, aparece en uno de sus mejores álbumes, Sticky Fingers, publicado finalmente en 1971. Los coleccionistas de discos se acordarán de la portada española, con unos dedos pegajosos saliendo de una lata de conservas, la cual aun no pudiendo hacer sombra a la imagen de la portada con la cremallera del pantalón que se podía abrir y cerrar -la cremallera sin duda más famosa de la historia-, se convirtió a su vez en pieza de colección.

Este es uno de los mejores, más variados y compactos discos de los Stones (así los llaman los argentinos) los Rolling (así los llamamos los españoles). Es además de una delicia, un viaje por territorios que conectaban el desierto de Arizona con los valles y montañas de Marte desde el lado más salvaje de la vida.

En “Dead Flowers” se dirige Jagger con despecho a una chica que se cree la reina del underground. Tú envíame rosas, rosas marchitas, pero no esperes las mías…  Muchos affairs  se le atribuyen a Mick Jagger, algunos bien acreditados. La remitente de estas flores marchitas no la conocemos. ¿Anita? Chrissie no creo… De todas sus novias yo me quedo con la Marianne Faithfull de finales de los sesenta, la que cantaba “As

Tears Goes By” impertérrita ante la cámara, inventora del shoegazing con al menos dos décadas de antelación con respecto a sus supuestos inventores My Bloody Valentine. La propia Faithfull firma en Sticky Fingers la escalofriante “Sister Morphine”.

Pero como sobre gustos no hay nada escrito, y más hablando de los Rolling, aquí dejo mi recomendación para explorar otras galaxias. Y hablando de los Rolling Stones, ¿cuál es la tuya?

 

 

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