A Joni Mitchell le costaba enfrentarse al público en recintos grandes, su primer concierto en el Greek Theatre con los CSN&Y estuvo a un tris de no producirse, pero tras romper a llorar, salió ahí arriba, sola con su guitarra, y abrió su corazón a toda esa gente. Han pasado las estaciones y Joni ya ha presentado su debut producido por David Crosby, su mentor en Laurel Canyon. El encuentro con un Graham Nash pletórico, libre de ataduras, recién aterrizado de Londres, se había convertido en flechazo, y Graham se muda a vivir a casa de Joni, a la que le dedicará la canción “Our House”, publicada por Nash en el disco «Deja Vù» (1970) junto a CSN&Y.
«Estaba en Lookout Mountain», explica Graham Nash. «Era propiedad de Joni y todavía lo es. Y nosotros vivimos allí juntos cerca de dos años. No tengo más que recuerdos maravillosos de aquella casa. Joni es obviamente una artista increíble y se sabía rodear de belleza en todos los detalles como solo ella podía hacerlo. La suya era una belleza sencilla».
Un día Joni y Graham habían ido como de costumbre a desayunar al Art´s Deli en Ventura Blvd. Y paseaban de vuelta al coche cuando pasaron al lado de un anticuario donde se exhibía un pequeño jarrón. «A Joni no le gustaba gastar frívolamente el dinero y el jarrón era caro, unos 150 dólares, pero se había enamorado de él. Así que entramos y lo compramos y lo metió en su bolso, y luego al llegar lo pusimos sobre la mesa». Y Graham dijo: «¿Sabes qué? ¿por qué no pones algunas flores en él y así yo podría encender un fuego». Era una de esas mañanas en Los Ángeles en las que no llovía, pero hacía frío y bruma. No había nada especial en todo esto, un detalle cotidiano sin importancia, sin embargo ocurrió que en el momento en que Joni se puso a hacer sus maravillosos arreglos con las flores en el jarrón, yo la miré, allí de pie y no al piano, como acostumbraba, y cuando el fuego estuvo listo, la canción “Our House” acababa de nacer».
«La casa tenía suelos de madera, escalones, cortinas de encaje, un tiovivo con un cerdito de madera en una esquina, ladrillos y adornos de cristal en la ventana donde estaban las joyas de las que hablo en la canción. El piano era un Steinway pequeño de color oscuro. Yo me hice mejor compositor en esa casa, porque me sentía libre. Libre de toda la tontería con los Hollies, estaba ahora en un nuevo lugar excitante, dedicándome a tocar con David (Crosby), Stephen (Stills) y Joan (Mitchell), que estaban tremendamente involucrados en encontrar una nueva clase de comunicación. Me sentía en lo alto del mundo. Cada vez que paso por delante de esa casa, no puedo por más que sonreir».
La relación entre Joni Mitchell y Graham Nash fue muy impactante para los dos. De las cenizas de aquellas flores salieron canciones de la talla de “Circle Game” de «Ladies of the Canyon» (1970) o “Willy” (el segundo nombre de Graham Nash es William). Por su parte, Graham Nash escribiría como una carta para Joni su canción “Simple Man” que abría la segunda cara de «Songs for Beginners» (1971) y “Our House”, con CSN&Y en «Deja Vù» (1970).
De todas formas, gran parte de los sentimientos a flor de piel que Joni Mitchell expresa a lo largo de las diez canciones de «Blue», desde la primera ristra de peticiones de “All I Want”, con la que arranca este disco irrepetible, están directamente grabadas a fuego por la triste ruptura de su relación con Graham Nash, y de sus impresiones poniendo tierra de por medio por el viejo continente.
En la tranquila concreción de la luz de la isla de Creta, en la penumbra, compone joyas como “California”, “Carey” o “A Case of You”, que la encumbran como la mejor compositora de su generación. Poeta integral, Joni Mitchell supo extraer espléndidos frutos tanto del amor como del desengaño.
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