La presión de los países árabes sobre el Gobierno español para que lidere en la Unión Europea un movimiento hacia el reconocimiento de Palestina como Estado ha crecido de manera sensible, especialmente desde que el nuevo Ejecutivo sueco de centro izquierda adoptara esa decisión.
Los suecos han sido los primeros de la UE en reconocer a Palestina como Estado, aunque otros miembros ya lo habían hecho cuando todavía formaban parte del Pacto de Varsovia y estaban lejos de pensar en que un día se integrarían en la Unión. Es el caso de Hungría, Polonia, Rumania, Bulgaria y la República Checa. Pero la iniciativa sueca ha movido las aguas y los palestinos están decididos a sacar provecho de ello.
Por eso, se encuentran en plena ofensiva ante los países que consideran más cercanos a un reconocimiento, como España. Así que, el ministro palestino de Exteriores, Riad Al Malki, ha enviado una carta a su colega español, José Manuel García-Margallo, pidiéndole de manera formal ese reconocimiento. Mientras, los embajadores árabes acreditados en Madrid se han pasado varios días insistiendo en mantener un encuentro con el jefe de la diplomacia española con el mismo objetivo.
Este miércoles, García-Margallo les ha recibido finalmente en su despacho y les ha transmitida la postura española, contraría a reconocer “por ahora” a Palestina como Estado, mientras no se hayan agotado todas las vías para que ello sea fruto de un acuerdo entre israelíes y palestinos. El Gobierno cree que, si no, no sería ni útil ni eficaz. El ministro les ha dicho también que ve bien la opción de una resolución del Consejo de Seguridad que sea negociada y que fije unos parámetros claros para un arreglo definitivo y completo del conflicto sobre la base de la solución de dos Estados.
España podría encontrarse votando esa resolución, ya que en menos de un par de meses entrará a formar parte como miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Los árabes confían en que nuestro país, que ha mostrado siempre, con independencia de los gobiernos, un respaldo claro a la causa palestina, sea su valedor en el órgano decisorio de la ONU.
El Gobierno, en cualquier caso, no quiere enojar a Israel, en tanto se vea alguna posibilidad de avance en las negociaciones, aunque eso no impide que España siga condenando la construcción de viviendas en los asentamientos israelíes en Jerusalén Este.
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