La difÃcil decisión sobre Palestina
El Gobierno se enfrenta estos días a la difícil decisión de apoyar o no la petición de Palestina de convertirse en Estado observador de Naciones Unidas. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) va a llevar la solicitud a la Asamblea General de la ONU el día 29 y para entonces, el Ejecutivo de Mariano Rajoy deberá haber despejado ya la duda de si vota a favor, en contra o se abstiene.
En el entorno del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo se reconoce que es una de las decisiones más difíciles que va a tener que tomar este Gobierno en política exterior, y se están analizando todos los pros y los contras.
Desde fuera, el Gobierno sigue recibiendo presiones. Naturalmente, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya planteó a Mariano Rajoy, cuando conversó con él el pasado 7 de noviembre su deseo de que España no apoye la solicitud palestina. El mismo día, el ministro de Asuntos Exteriores palestino, Ryad Al Maliki, entregó a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría una carta del presidente de la ANP, Mahmud Abbas, pidiendo exactamente lo contrario.
En España, la secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, Elena Valenciano, considera un paso “urgente y necesario” el reconocimiento del Estado palestino, y espera que el Gobierno vote a favor cuando el asunto se discuta en la ONU. Otros grupos parlamentarios, como Izquierda Plural, PNV, ERC y Coalición Canaria, son también partidarios de que se apoye la demanda palestina.
Al Gobierno español le hubiera gustado que la ANP no llevara ahora el asunto a la ONU. No cree que, en estos momentos, la iniciativa vaya a contribuir a la paz. Pero dado que es consciente de que no parece haber marcha atrás, en Moncloa se desearía un consenso de la Unión Europea para hablar con una sola voz.
La realidad es que este consenso es prácticamente imposible y solo podría alcanzarse sobre la base de una abstención, algo que no dejaría satisfecho a nadie. Además, algunos países, tradicionalmente muy pro palestinos, como Irlanda, no parecen dispuestos a un acuerdo, y otros, más cercanos a Israel, como Suecia, Holanda o la República Checa, quieren que se vote en contra. La división ya se puso de manifiesto cuando el año pasado se votó el ingreso de palestina en la Unesco, que España, por cierto, respaldó. Con este marco, se podría aventurar que el Gobierno español terminará por dar su apoyo a que Palestina esté en la ONU como Estado observador, que supondrá un paso relevante para los palestinos.
Hay que recordar, por un lado, la posición tradicional española de apoyo a la causa palestina y, en general la buena relación con los países árabes. Dar la espalda a la Autoridad Nacional Palestina, satisfaría a Israel –que tiene más esperanzas con el Gobierno de Rajoy que con el anterior de José Luis Rodríguez Zapatero-, pero molestaría a los Estados árabes. Y no se puede olvidar que España necesita apoyos en su candidatura a formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU en 2015-2016 y que su principal adversario es Turquía, cada vez más activo en la defensa de la causa árabe.
Por otra parte, cuando el PP estaba en la oposición se mostró de acuerdo con el PSOE en apoyar la pretensión de Palestina de ser reconocida como estado no observador, aunque los populares precisaron que dependería del contenido de la propuesta.
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