Mientras los países de la Unión Europea tratan de concertar unas bases sobre las que negociar con Cuba un Acuerdo Político y de Cooperación, el régimen castrista vuelve a hacer lo que mejor sabe: detener a todos los que no se muestran de acuerdo con él. La próxima celebración en La Habana de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuya presidencia le corresponde este año a Cuba ha puesto muy nerviosas a las autoridades de la Isla, sobre todo desde que se supo que los disidentes del interior han organizado una cumbre paralela.
La última de sus actuaciones visibles ha sido la detención de José Daniel Ferrer, líder de la Union Patriótica Cubana, y una de las cabezas visibles de la oposición al régimen, sobre todo, tras la muerte de Oswaldo Payá. Ferrer y su esposa, que le acompañaba, fueron detenidos el viernes, según denuncia de su organización, tras haberse entrevistado con los embajadores de España, de Holanda y, posiblemente de Suecia.
El régimen ya advirtió de que no permitiría la reunión de los opositores, en la que pensaba participar Ferrer, que se había trasladado a la capital desde Santiago de Cuba.
Los socios europeos se han embarcado en un proceso encaminado a normalizar las relacionescon Cuba, aprovechando que en los últimos tiempos, ha hecho algunos cambios, entre otros, permitir la salida de sus ciudadanos de la Isla, aunque ello, dados los precios de los billetes, resulte bastante difícil si no se cuenta con apoyo desde el extranjero. Incluso España, que durante muchos años fue le principal adalid de la presión sobre el castrismo, está dejando hacer a los países más proclives al acercamiento al régimen de los Castro, siguiendo la línea trazada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La actitud del Ejecutivo de Mariano Rajoy, por más que el ministro de Exeriores, José Manuel García-Margallo, insista en que la Posición Común Europea se mantendrá hasta tanto no se alcance un acuerdo con los cubanos, no es ni compartida ni entendida por la mayoría de los grupos disidentes ni tampoco por un ala del PP, que encabeza Esperanza Aguirre.
El Gobierno intenta justificarse en el hecho de que más de la mitad de los socios europeos tiene ya acuerdos bilaterales con La Habana, y en que es preciso buscar una nueva vía, después de 18 años de Posición Común. La actuación de las autoridades castristas, que no sólo han detenido una vez más a José Daniel Ferrer, sino que periódicamente hacen lo mismo con otros disidentes, que se ven hostigados y amenazados, no es una buena manera de afrontar un posible cambio en la relación con la Unión Europea. Y hace dudar de que quieran de verdad ese cambio.
Y no estaría de más, tras esta última detención, una protesta firme ante el Gobierno cubano, porque los hechos se han producido, precisamente después de que la Embajada española haya abierto sus puertas al disidente.
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