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Ángel Luis García Moreno, ante todo, periodista

Ángel Luis García Moreno, ante todo, periodista
Luis Ayllón el

Este blog no se adentra hoy por los senderos de la política exterior. Hoy no puedo dejar de escribir sobre Ángel Luis García Moreno, un excelente periodista con quien compartí muchos años de profesión y amistad, y que ayer falleció en Madrid a los 55 años.

El 2 de octubre de 1982 en la redacción de la agencia Europa Press estábamos sólo unos pocos redactores. Era sábado y la jornada transcurría sin grandes sobresaltos informativos. Sonó el teléfono. Alguien preguntaba por mí. Era Ángel Luis, a quien había conocido unos meses antes, a través de un amigo común. Él aun estudiaba periodismo, pero, como pude comprobar enseguida, sabía ya detectar una posible noticia.

Ángel me contó que le había sorprendido que a un amigo suyo que hacía la mili en la Guardia Real le hubieran convocado con urgencia al cuartel en una tarde de sábado. Eran aquellos tiempos del famoso “ruido de sables”, así que, quienes en la redacción disponían de buenas fuentes en los ambientes gubernamentales y militares, comenzaron a hacer llamadas, hasta que consiguieron la información: tres oficiales –el coronel Luis Muñoz Gutiérrez, el coronel José Crespo Cuspinera y su hermano, Jesús, teniente coronel-, habían sido detenidos tras descubrirse que preparaban un golpe de Estado.

Fue una gran exclusiva de Europa Press y, sin duda, la intuición de Ángel le abrió la puerta para hacer prácticas en la agencia y le facilitó el acceso a la profesión periodística, que ejercería después durante 25 años en el diario ABC. Con el tiempo, volvimos a coincidir en este periódico, en el que Ángel demostró eso que suena ya a tópico, pero que suele ser verdad en algunas personas: llevaba el periodismo en la sangre.

Durante mucho tiempo trabajó en la sección de Economía, pero pasó después a hacer información de Defensa y más tarde información local. Siempre vibró con lo que hacía y, como muchos de mis compañeros, tengo grabada su imagen recorriendo la redacción con un cigarro en una mano –cuando aquello aún se podía hacer-, un folio en la otra, los faldones de la camisa fuera del pantalón y a una velocidad que levantaba los papeles de las mesas cercanas. Pese a esa sensación de apresuramiento, Ángel era capaz de ordenar cuidadosamente sus archivos, de contrastar de manera adecuada las fuentes  para elaborar correctamente sus informaciones y de repasar despacio cada una de ellas para evitar cualquier errata. Era, en definitiva, un gran profesional, que vivió el periodismo con pasión.

Más o menos un año después de su salida de ABC en el año 2009, el cáncer comenzó a dar la cara. Ángel, que era un hombre de profundas convicciones religiosas, aceptó la voluntad de Dios, pero no dejó de luchar en ningún momento. Quizás ese tesón ayudó a que los tratamientos fueran dando resultados…hasta que la enfermedad atacaba por otra parte.

Fueron momentos duros, en los que tuvo siempre el apoyo de su mujer, Irene, y de sus cinco hijos, uno de los cuales ha seguido sus caminos en el periodismo. Pudo comprobar también que algunos de sus amigos, que le brindaron su ayuda cuando más lo necesitaba, lo eran de verdad. Cuando su salud se lo permitía, Ángel publicaba sus informaciones en Diario Abierto, que dirige Amancio Fernández, y donde ha seguido haciéndolo hasta que le ha resultado posible.

Idas y venidas al hospital, tratamientos, incertidumbre ante los resultados después de las distintas sesiones… Nada le apartó del interés por la actualidad. Y, sobre todo, nada le hizo perder su buen humor y su optimismo, enraizados en una fe que palpabas cuando estabas a su lado.

El dolor por la pérdida del amigo encuentra consuelo en la certeza de que Dios, que sabe más, ha querido llevarlo a su lado. Sin duda, porque como dijo un santo a quien Ángel tenía una gran devoción, “Dios se lleva las almas cuando están maduras”.

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