No deja de ser curioso que en el año en que se celebra el Quinto Centenario del momento en que Vasco Núñez de Balboa divisó el Pacífico, el Gobierno español haya decidido convertir su interés por ese Océano en una de las señas de identidad de su política exterior.
España tuvo la visión de sumarse con rapidez, en calidad de observador, a la Alianza del Pacífico, un foro creado por cuatro países iberoamericanos –México, Perú, Colombia y Chile– en los que la inversión española acumulada suma un total de 45.000 millones de euros. Esa cifra representa el 40 por ciento de nuestras inversiones en América Latina, un porcentaje que también se alcanza en las exportaciones a la región, ya que unos 8.000 millones van a esos cuatro países.
Lo cierto es que la Alianza del Pacífico despierta cada vez más interés en el mundo. España fue el primer país europeo es integrarse como observador hace meses, y acaban de hacerlo también Francia y Portugal, mientras muestra un gran interés Estados Unidos. Su vicepresidente, Joe Biden, estuvo hace unos días en Bogotá con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, expresándole, también el deseo de ser país observador.
La presencia en Cali, permitió a Rajoy reunirse con otros mandatarios iberoamericanos, pero también confirmar lo que ya sabía sobre el interés que en Asia y en Oceanía hay hacia América Latina y las ventajas que España puede obtener de esa corriente.
Sirva como ejemplo, decir que el comercio entre China y América Latina ha aumentado, desde comienzos de siglo, más del doble que con cualquier otra región del mundo.
Algunas empresas españolas comienzan ya a beneficiarse de la intensificación de las relaciones Asia-Pacífico. Sirva como ejemplo, que OHL se ha hecho con la construcción de la nueva terminal del puerto de Valparaíso (Chile) y FCC con la del nuevo puerto del Callao (Perú), instalaciones que se han quedado pequeñas, ante la pujanza del comercio con el otro lado del Pacífico.
Por otra parte, el aumento de los intercambios entre Asia y los cuatro miembros de la Alianza, así como el crecimiento que mantienen las economías de estos países, puede favorecer que comiencen a realizar inversiones en España. Hasta ahora, estas son muy modestas, si se exceptúa México, que tiene cerca de 20.000 millones de euros inversión acumulada en nuestro país, fundamentalmente por la participación de PEMEX (Petróleos Mexicanos) en Repsol.
Acierta, por tanto, el Gobierno en prestar gran atención al bloque del Pacífico y a cada uno de sus integrantes. De hecho, los dos primeros países que visitó Rajoy como presidente fueron México y Colombia y, meses después, Chile y Perú, sabedor de que esos cuatro países, junto con Brasil, son quienes parecen tener más claras las cosas en América Latina.
Iberoamérica