Patxi López escenificó un dÃa después del Comité Federal del Partido Socialista, el abrazo del oso a Pedro Sánchez, dejándole con el pie enganchado en el embrague en esa gira fantasma con la que pensaba «recorrer todos los rincones de España» para escuchar a la militancia.
Su apoyo se ha demostrado que en el fondo era todo una trampa. Junto con César Luena, fue uno de los que aconsejó al ex secretario general que dejará su acta de diputado para no verse obligado a romper la disciplina de voto y desobedecer el mandato del Comité Federal. Esa fue la excusa para que asà se pudiera presentar de nuevo a las primarias, que han cambiado de carril y sólo le deja el camino en contra como un kamikaze.
«La tercera vÃa» es todo un adelantamiento por la derecha de Patxi, que se abstuvo en la investidura de Mariano Rajoy, y consiguió ser lehendakari gracias a los votos del Partido Popular. Presentándose «contra nadie» con un proyecto «renovado, unido, progresista y de izquierdas» es muy fácil decir que «fue un error abstenerse» para darle el Gobierno a Rajoy, cuando en el hemiciclo pudo haber pronunciado un «no» tan rotundo como el de Pedro.
«Es la candidatura de los fontaneros en paro. Del núcleo duro de Sánchez, que le abandona. Rodolfo Ares, Óscar López, Luena… Quieren conseguir una cuota que les permita negociar con Susana DÃaz, cuando la andaluza tiene otros planes. Se estará partiendo de risa», me cuenta un diputado socialista.
El rápido movimiento de López ha dejado de nuevo a DÃaz como alguien incapaz de dar el salto definitivo para liderar el PSOE. No sé si piensa en el del tigre, pero nunca es su tiempo.
«Ahora Pedro está en guerra contra todos». Y es que entre el abrazo inquebrantable de Patxi y su «no es no» se ha quedado además de sin gasolina, fuera de juego.
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