Queman Galicia

Queman Galicia. Asturias. Portugal. Contemplamos horrorizados como se multiplican los incendios. Más de un centenar ardían por territorio gallego durante el fin de semana. Una ola incendiaria provocada intencionadamente. Un vídeo con un mapa describía cómo estaba ardiendo Vigo por dentro. «Alguien está plantando fuego en medio de la ciudad». De forma premeditada.

Las cadenas humanas acarreando cubos de agua recordaban la solidaridad en la gran tragedia del Prestige, con esos «hilillos de plastina» que inundaron de chapapote las costas gallegas. «15 años después los mismos cubos, la misma dignidad y la misma rabia», tuiteaba Manuel Jabois. El mismo impulso de salvar la tierra. Querías estar allí para llevar barreños con agua. Julia Otero se preguntaba qué calaña de individuos pueden destruir así su propia tierra. «Quiénes han ido a prender fuego saben que octubre está fuera de la campaña de riesgo. Menos medios y brigadistas para la extinción» insistía Nacho Carretero mostrando imágenes desoladoras de As Neves, explicando que en Galicia no hay ninguna ley aprobada que permita recalificar terreno quemado. Otro bulo incendiario que se propaga como el crepitar de una hoguera.

Buscabas los datos que compartían la gente del lugar. Porque ayer noche, la información se encontraba en la red y en el Objetivo de Ana Pastor, que cambió sobre la marcha su programación. Escuchabas la angustia de los alcaldes que veían sus localidades cercadas por el fuego. Los gritos de los que huían por carretera. De aquellos que lo habían perdido todo. Algo que el programa de Carlos Herrera en directo no vio. ¿Cuándo dejó RTVE de ser una cadena de servicio público? Sólo reacciono de madrugada en el canal 24 horas. ¿Cuándo decidieron los responsables de Mediaset que la información de actualidad no interesa? Ni Cuatro ni Telecinco despertaron. Atresmedia tiene a la Sexta, que se ha convertido en la única cadena que apuesta por el denostado concepto de «Está pasando, lo estás viendo». Igual que ocurrió el 1-O. Solo ellos estaban allí.

España llena de pirómanos. Y un solo relato.