Elio Berhanyer , el último grande de la moda española ha muerto en su casa de Madrid a los 89 años.
El último de una era de grandes maestros de la costura de España nos ha dejado. Cordobés y orgulloso de la historia de su tierra, Elio Berenguer Úbeda, conocido como Elio Berhanyer, comenzó a dibujar de muy jóven. Quizás se debiera a que no aprendió a leer y escribir hasta tarde, o quizás a haber crecido en una región llena de estímulos visuales, pero Elio Berenguer ideó un mundo onírico de imágenes atractivas que pronto le catapultó en lo más alto de la moda española.
Autodidacta, creativo, guapo e inquieto, Elio sacó lo mejor de una infancia en la posguerra andaluza no exenta de penurias y hambre. Durante sus primeras labores a los 9 años, vigilando un almacén de materiales de obra, curioseaba los planos que los arquitectos dejaban atrás, dibujando anexos imaginarios a los edificios. Aún jovencito, y en las afueras de Sevilla, cuidaba cerdos mientras pastaban ilegalmente en una finca de la duquesa de Alba. Cuando veía de lejos un Rolls-Royce, salía de la finca a prisa, pues sabía que se trataba de un coche de la familia. Ahí comenzó su interés por descubrir otro tipo de vida y por ganar dinero: quería tener su propio Rolls. Años después lo tuvo.
Viajó a Madrid con 17 años, comenzando como botones en una empresa de publicidad, donde tuvo ocasión de dibujar un boceto un día que el caricaturista estaba enfermo. Aquello le abrió camino en la revista Astra, donde empezó a colaborar crónicas de moda y figurines de unos ficticios viajes a Paris. Siguió su camino diseñando los figurines para la bailarina Mariemma en 1955. Sus dotes como dibujante le granjearon interesantes colaboraciones en vestuario teatral de la mano de Gustavo Pérez-Puig.
Así comenzó su andadura en el mundo de la moda, fundando su propia casa entorno a 1960, con un estilo que mezclaba lo profundamente español con lo extremadamente moderno. Entre sus clientas pronto estuvieron señoras tan influyentes como Ava Gardner, Cyd Charisse, Lucía Bosé, Aline Griffith, Charo Palacios, la duquesa de Alba, la duquesa de Windsor, la Begum e incluso la Reina Sofía.
Moderno y futurista, pasaba con naturalidad de la costura al Prêt-à-Porter cuando la situación lo requería, como por ejemplo al idear colecciones para tiendas multimarca durante los años 70 o al encargarse de los atuendos de las azafatas de Iberia durante una decada.
Premiado en numerosas ocasiones y con diversas exposiciones en homenaje a su obra, este coetáneo de Balenciaga y Pertegaz, supo aceptar el paso del tiempo y los vaivenes injustos de la moda cuando su carrera se eclipsó en 1978, si bien estos últimos años del siglo XXI, un consorcio de profesionales intentaron relanzar su marca sin éxito. Elio se había casado hace décadas con una colombiana, Mercedes Lotero, un matrimonio muy breve al que siguió una larga amistad hasta el fallecimiento de ella en 2011. Tuvieron dos hijos, Juan Carlos y Elio, y dos nietos.
Elegante, sobrio, simpático, cálido, discreto, observador y educado, en sus últimos años no pudo disfrutar plenamente de la admiración que despertaba en las nuevas generaciones de profesionales de la moda en España, si bien siempre sostuvo que su deseo era volver a la moda. Este hombre hecho a si mismo, este diseñador de ropa, muebles y joyas que reconocía no saber coser ni un botón, ha sido uno de los más grandes creadores de España. Aficionado a las mascotas exóticas y a la cocina andaluza, Elio reconoció haberse reenamorado de Córdoba, donde ocupaba una cátedra de moda que lleva su nombre. En la ciudad califal disfrutaba del olor de sus calles floridas y el color de sus patios recónditos, siempre soñando con la antigua ciudad de las tres culturas. Aunque ya es tarde para que el lo saboree: ¿Para cuando una calle para Elio en Córdoba? ¿Para cuándo una en Madrid?
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