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Blogs Laboratorio de Estilo por María Luisa Funes

Sotheby’s subasta las propiedades de Mario Buatta

Hoy salen a la venta auténticas joyas decorativas de la colección del desaparecido decorador

Sotheby’s subasta las propiedades de Mario Buatta
María Luisa Funes el

El año pasado, el insigne “príncipe de la decoración”, Mario Buatta, murió en su Nueva York natal a los 82 años. Esta semana, concretamente mañana dia 23 de enero, la casa Sotheby’s subasta las más valiosas piezas decorativas de sus propias residencias, acercándonos así de nuevo a este insigne creador de espacios.

Mario Buatta había nacido en octubre de 1935 en Staten Island, Nueva York, descendiente de inmigrantes italianos que llegaron a América en busca de fortuna. Su padre, no obstante, era violonista y un reconocido director de orquesta. Tras el colegio, Mario entró en la entonces no tan conocida Parsons School of Design, que tantos creadores ha formado en múltiples disciplinas.

Fue con frecuencia conocido como “el príncipe del Chintz” por la profusión de este material en la mayoría de sus decoraciones, un tipo de algodón impreso -a menudo con flores-  con un acabado brillante. Se trata de un tipo de tela muy utilizada en la decoración campestre británica. 

Entre sus proyectos más simbólicos estaban su casa en Thompson Hill, Connecticut, que ahora se encuentra abandonada desafortunadamente. Otro de sus trabajos más fotografiados fue Carolands, un chateau de casi 100 habitaciones en el sur de San Francisco, donde pudo desplegar sus capacidades con un enorme lienzo.

El grandioso piso de Wilbur L. Ross Jr., un empresario y político norteamericano, llevó la más pura esencia de la decoración de las grandes casas de campo británicas a la calle 57 de Manhattan. (Fotografía de Trevor Tondro para el The New York Times). Entre sus clientes estaban también Henry Ford II, Malcolm Forbes, Sid Newhouse, Ned Doubleday o María Carey, así como una larga serie de edificios públicos elegantes.

Exagerado, divertido, presumido y contento de haberse conocido, Mario Buatta animaba reuniones de amigos y cenas con clientes. No obstante, esto no estaba reñido con una gran profesionalidad y capacidad de trabajo, ya que desde 1963 a 2018 se ocupó de sus proyectos básicamente en solitario, ayudándose de excelentes proveedores de distintos gremios.

Consciente de que sus proyectos decorativos eran algo afectados, presumía de entrar por la puerta grande en casa de sus clientes y de establecer excelentes relaciones con ellos.

En el estilo de Buatta, proliferaban volantes, cojines y pasamanería. Abundaban las alfombras y era muy exigente con la pintura o el tratamiento de las paredes. El decorador, que no cobraba minuta pero que se llevaba un 25% del valor de las antigüedades compradas e incluso el doble en algunos cuadros y objetos de época, tardaba a veces años en completar una habitación, completando poco a poco con detalles que dotaban de personalidad a cada espacio.

Los objetos de su casa de estilo georgiano en Manhattan se subastan ahora. Se trata de piezas clásicas, de básicos del estilo Buatta. Original hasta limites insospechados en todos los sentidos, Buatta admitía que en su casa había polvo por todas partes, pero que servía de protector de los muebles; que decoraba sus casas con posesiones familiares – “solamente que no son de mi familia”.

Buatta (foto Chester Higgins Jr./The New York Times) se consideraba un buen orador – lo era-, salía casi todos los días y estaba siempre rodeado de amigos y clientes. Y otorgaba toda la importancia a la influencia que en él tuvo su tía Mary Mauro, que le llevaba de tiendas, a visitar anticuarios y le impulsaba a comprar sus primeras piezas. Hoy, por una cantidad que va entre 500 euros y 50.000, es posible hacerse con algunas piezas de la colección personal de este espléndido decorador.

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