Se acabaron las tonterías en el mundo de la Moda. O mejor dicho, quizás no se acaben, pero ya no resultan. Hasta recientemente, el mundo de la moda permitía licencias de todo tipo. El ridículo no estaba reñido con la cordura empresarial. Vestidos sin sentido han desfilado para llamar la atención del público y la prensa durante décadas. Pero la opinión pública ha madurado y ya no sirve cualquier “patochada” para entretener al personal.
Los disfraces y demas “andrajos” han dado notoriedad a marcas que han conseguido más tarde forrarse vendiendo camisetas negras de algodón. Tal es el caso de las “chaladuras” varias de Rei Kawakubo para Comme des Garçons, que además van “in crescendo”. Esta señora, que tras 45 años de carrera no sabe ya que inventar, ahora se dedica a “crear” monstruosidades de “la casa del terror”, como hemos podido ver en su desfile de otoño invierno 2014 -2015 en París.
Pero en un entorno en el que la creatividad está fluyendo en positivo, como en el desfile de Chanel – que se desarrollaba en un divertido supermercado ficticio-, los inventos feistas, terroríficos y ridículos ya no funcionan.
Otra maestra de la provocación sin sentido es Vivienne Westwood, que más de una vez en varias décadas, además de haber presentado colecciónes más dignas de un cabaret o un circo que de otra cosa, utiliza su propio físico para impactar de modo a veces desagradable. La diseñadora británica del punk siempre ha disfrutado ofreciendo una imagen chocante.
Suyas son históricas fotos mostrando “salva sea la parte” a los 50 y tantos años y suyas las imágenes de este año con la cabeza afeitada. Pataletas de otra señora que ya no vende nada, porque el público general, ya curado de espanto, cansado de polémicas inútiles y bien informado, no está para tantas tonterías.
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