Los holandeses ponen restaurantes en los lugares más curiosos e inesperados. En Amberes, ciudad del diseño en los Países Bajos, tal es el ansia de novedad que han transformado la capilla de un hospital militar sin uso en un restaurante.
Piet Boon ha transformado el espacio vacío y abandonado, conservado los elementos arquitectónicos y aportando nuevos detalles.
Las lámparas de mesa son preciosas reproducciones de modelos de los años 50. El candelabro gigante, de dudoso gusto, preside la antigua capilla.
El suelo de damero y los sillones verde agua retro son algunos de los elementos más conseguidos.
La cocina está en manos de los prestigiosos Sergio Herman y Nick Bril, con estrella Michelin. Incluso la vajilla ha sido creada ex-profeso. Una extraña alternativa gastronómica, definitivamente original.
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