“La belleza es muy superior al genio. No necesita explicación”. Oscar Wilde.
Ver esta sudadera negra en la red ha interpelado nuestra conciencia. Reza: “No hay Laurent sin Yves”, en un juego de palabras que se crea al eliminar la “S” inicial de “Saint”.
Y no es porque Hedi Slimane, nuevo director creativo, sea un recién llegado a Saint Laurent, donde ya previamente estuvo. No es porque después se marchase a Dior y crease la nueva silueta estrecha que hizo perder arrobas al previamente relleno Karl Lagerfeld. No es tampoco porque se dedique sobre todo al vestir masculino ni porque le tengamos manía.
Pero Saint Laurent no será Saint Laurent sin Yves, porque él adoraba y creaba belleza. Esa belleza que no necesita explicación. Evitaba el “feísmo” que tanto gusta a Slimane. Si, los dos refinados y transgresores, si. Pero para sorprender y ser rebelde no hay que crear ropa ideal para niñas góticas ni rockeras ni mods.
Será difícil superar a Yves. Es quizás demasiado pronto para calcar lo que hizo sin ser tildado de “tirar de archivo” más de la cuenta. Cambiar logotipos y eliminar el nombre de Yves nos suena a copieteo de lo que se hizo en Chanel, con lo cual no debe ser mala idea. Se nos antoja que la “maison” se tiene que poner en remojo y “adobarse” de nuevo en su propia salsa, para retomar el estilo del maestro más a fondo, sin pensar únicamente en lo de siempre, “comme toujours”, el vil metal.
