Esta semana ha tenido lugar el festival de cine de Cannes, que sin duda supone una de las noches más importantes del año para el mundo del cine y la moda.
Cannes, sinónimo de glamour, trae in mente imágenes de Grace Kelly, Brigitte Bardot o Liz Taylor. A través de las décadas, las actrices invitadas han dejado huella por su estilo o su rebeldía, algunas eligiendo sofisticados vestidos de gala, mientras otras se decantaban por modelos modernos y controvertidos.
Sofía Loren enmudeció a un público eminentemente masculino a su llegada al festival en 1955. Llevaba un espectacular vestido blanco de princesa, de talle muy ceñido y escote palabra de honor. Acompañada por su madre, Romilda Villani, nadie pensaba que la diva de Pozzuoli seguiría en boga e impresionante incluso seis décadas más tarde. La Loren ha abanderado la elegancia, la independencia, la belleza y el poderío femenino como pocas otras actrices.
En los años 80, una lánguida princesa Diana, lució sus mejores galas asistiendo a Cannes con un favorecedor vestido plisado palabra de honor que recordaba en exceso a la obra de Jean Desses. Y es que la privilegiada Katherine Walker, que se hizo nombre a base de construirle atuendos a Diana, no se molestaba en crear muchas novedades.
Varios años más tarde, en 1991, Madonna trataba y conseguía escandalizar a prensa y público con un body-faja que subió sus ventas de discos. Ella, que casi todo lo consigue, obtuvo la atención mundial desde la alfombra roja de Cannes, eligiendo un controvertido modelo del francés Jean Paul Gaultier .
En 1997, la mujer con acento español que enamoró a los franceses durante dos décadas, la malagueña Victoria Abril, le dio otra vuelta de tuerca al factor “shock”, sorprendiendo con un modelo corto, de nuevo de Gaultier. Jean Paul le colocó una especie de babero de hospital abierto por detrás y una curiosa ropa interior de compresión fuerte que quedaba a la vista del público, dejando el “derrière” de Victoria expuesto al mundo.
En el siglo XXI, la alfombra roja de Cannes, sigue impactando en el mundo del cine y la moda con su repercusión. En 2014, la guapa modelo y actriz Aymeline Valade brilló con un impecable smoking negro de Yves Saint Laurent, conjuntado con zapatos de cordones de corte masculino: impecable.
Pero quizás la que más destacó el año pasado fue Aishwara Rai, la actriz india de rasgos europeos y ojos de serpiente de película de Disney. Aishwara, que no necesita de muchos aliños para destacar, lució un increíble modelo de Cavalli en la première de “Deux jours, une nuit”. Convertida en sirena del Índico, epató a todos los presentes, si bien hubo quien la culpó de vestirse con la silueta de una estatua de “Oscar” en el festival de Cannes.
La edición de este año, la semana pasada, nos ha regalado varias imágenes potentes.
Ha destacado Charlize Theron en un Dior Couture amarillo de escote palabra de honor. Rodeada de hombres trajeados, la sudafricana recordaba a una versión actual de la genial Marilyn en“Los caballeros las prefieren rubias”.
Quizás la que más ha brillado por su elegancia, originalidad y sobriedad –combinación difícil de conseguir- ha sido Clotilde Courau, esposa de Emanuele Filiberto de Italia y francesa de nacimiento. Clotilde apareció en la première de “La tête haute” con un impecable vestido de Valentino Couture en tono rosa empolvado y una mini capa que levitaba sobre sus hombros. Ella, que a menudo escoge al creador libanés Elie Saab, se decidió por un sobrio modelo de la casa de origen italiano. El collar de rubíes de Bulgari, le aportaba el adecuado toque regio.
Y cómo no, Lupita Nyong’o impactó con su físico y su atuendo. Espectacular con un modelo verde y vaporoso de Gucci, iba de diosa griega en chiffon plisado, tocada con joyas de Chopard. Está claro que las grandes marcas saben que el físico recto de Lupita y su piel de bronce, son una apuesta segura.
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