Hace algún tiempo que la Reina Rania fue criticada en su país por sus excesos a la hora de seleccionar prendas de su guardarropa. Utilizaba las mejores marcas del mundo, mientras que su pueblo pasa momentos difíciles. Pero habría que ser justos con ella.
En realidad, y a efectos turísticos -que suponen los pocos ingresos que recibe el país jordano- Rania y su elegancia han puesto a Jordania en el mapa para toda una generación. Ha sido el estandarte de su país. Pero, en cuestiones de marketing, el pueblo “llano” tiene poca idea.
Hace dos días la reina Rania visitó en Amman una asociación caritativa de mujeres chechenas fundada en 1981. Visitó los talleres de la asociación, donde las mujeres fabrican piezas para vender.
Pasó por las cocinas, donde las mujeres chechenas le mostraron algunas recetas típicas de su zona.
Rania acompañó al rey Abdallah unos días antes al hospital Zarka, al norte de Amman, donde también lució un estilismo discreto. En estos últimos tiempos, y en ocasiones por motivos tan tristes como la muerte del piloto jordano a mano de terroristas islamistas, Rania se ha mostrado muy cercana a su pueblo. Aunque no cubra casi nunca su cabello, como hacen muchas jordanas y se ponga lo que se ponga, Raina siempre acierta con gran estilo.
