Su estilo personal, no obstante, era más recargado, bizantino, tunecino… y apasionante.
Nombrada Caballero de la Orden del Mérito en Francia en 1995, Leïla podría haber expandido su radio de acción, su influencia profesional. Pero prefirió seguir disfrutando de cuando en cuando de sus cenas con amigos del mundo del arte y de sus viajes a Tunez. Fue una mujer interesante y compleja que marcó un recorrido profesional que ahora tantos siguen en el mundo del diseño de espacios y escaparates comerciales en la moda.