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Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

Normalidad nueva

Se dijo que volvían a salir las procesiones y alguien se lo tomó como una obligación o como una recuperación del tiempo perdido

Normalidad nueva
Costaleros en la procesión de la Divina Pastora de Capuchinos de Córdoba. FOTO: J. A. Jiménez
Luis Miranda el

En las conversaciones de la bulla feliz de la Divina Pastora, cuando había que pellizcarse en los brazos para saber que el humo que llegaba a la vuelta de la esquina se había ofrendado ante una imagen sobre un paso, siempre había alguien que tenía recientes los malos tiempos, porque en realidad no habían terminado, y pedía a la Virgen que la normalidad recuperada trajese hábitos nuevos.

Con su apisonadora de propaganda, el Gobierno entretuvo las semanas de confinamiento absoluto con la ilusión óptica de que los españoles iban a salir mejores de la crisis y más de uno, con la buena intención de la felicidad de ver casi de cerca los ciriales y de escuchar el eco de las cornetas, pensaba que las cofradías de Córdoba se dejarían fuera malos hábitos, barroquismo mal entendido y excesos amanerados para salir a la calle sin exagerar la preparación necesaria.

Venía el paso pleno de fuerza y cualquiera pensaría que alguien habría notado que lo hacía sin ensayos y con una igualá sobre la marcha. Su capataz no había necesitado más que la experiencia, eso sí, de una cuadrilla hecha, pero los que se habían ceñido la faja lo único que necesitaban era recordar lo que no hacían desde dos años antes.

Casi un mes después de aquella noche de frotarse los ojos, las procesiones que emocionaron por salir en su día de siempre son casi prólogos de las que lo harán sin más motivo aparente que el de recuperar la calle y el de una cierta revancha, como si después de todo el dichoso bicho no hubiera existido en todo el mundo más que para suspender un par de Semanas Santas. Se dijo que volvían a salir las procesiones y alguien se lo tomó como una obligación o como una recuperación del tiempo perdido.

Las igualás son otra vez prólogos exagerados a tantos meses vistas que parece que a los más jóvenes hasta les dará tiempo a ganar algunos centímetros que descuadrarán los palos primeros de las cuadrillas altas. Los que clamaban por el culto público en las calles ya lo tienen y nadie les preguntó nunca si se preocuparon por el interno en los templos y por la correspondencia en la vida propia. El tiempo dirá cómo sentará a las hermandades esta invernada y el consiguiente aluvión de dinero no ganado, pero viendo lo prioritario para tantos, los que rezaban a la Virgen para que este tiempo trajera cambios van a tener que comprarse rosarios nuevos por gastar las cuentas de los que les sirvieron para orar por una normalidad que de verdad fuese nueva.

Liturgia de los días

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