Quizá hubo quien tuvo que ponerse una pastillita debajo de la lengua aquel día en que se supo que el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía confirmaba la sentencia contra la licencia de la segunda puerta, pero al cabo de pocas horas estaba claro que los principales afectados dormían a pierna suelta. No es que no hicieran nada, sino que el Cabildo Catedral y la Agrupación de Cofradías, los que más podían perder, parecían confiados y seguros de que no tenían motivos para pensar en la escena humillante del profesor autoritario que obliga a reconstruir el objeto roto delante de toda la clase.
La celosía que cerraba la nave número 17 es hoy un puzle de doce fichas que sería difícil montar, pero todo lo que la rodea es un rompecabezas sin modelo ni manual y nadie sabe ni cuándo ni cómo van a encajar las piezas, si es que encajan. Por cada una que pueda engancharse con otra hay más que parecen desparejadas y bastantes huecos. En el centro está el agujero que quedó en el vano, tapado de forma provisional desde que se retiró la celosía en la Cuaresma de 2017 y diáfano para Semana Santa y para la magna de septiembre. Nadie se acuerda, pero la celosía se retiró para construir una puerta de verdad, que tendría sus goznes y sus dos hojas y que iba a tener el mismo aspecto exterior que la pieza de Rafael de La-Hoz Arderius que se había retirado. Los trabajos no pasaron de las catas arqueológicas, porque lo que se encontró, desde el muro de la primitiva mezquita de Abderramán I hasta los retos del famoso complejo episcopal previo, era tan importante que no convenía crear cimentaciones encima.
El proyecto que se presentó y aprobó en la Junta de Andalucía se quedó en retirar la celosía y estaba listo para la histórica Semana Santa en que se estrenó la carrera oficial nueva. Nadie la echa de menos, porque la anchura y la altura, la máxima con que se podía hacer, habría dejado fuera a bastantes de esos pasos para los que en teoría se construía. Cuando haya que dar vueltas a las piezas encima de la mesa otra de las que más hace arrugar el ceño es la de Rafael de La-Hoz Castanys, hijo del arquitecto que ideó las celosías, y también prestigioso profesional, que todavía no se ha pronunciado sobre si pedirá ejecutar la sentencia y que se recomponga la pieza que ahora está depositada en un almacén tras haber perdido inevitablemente algunos tornillos y ensambles. ¿Será aquella «solución sensata» de que habló en ABC una pieza maestra para componer el puzle?
Cuando los rompecabezas se vuelven tan complicados es porque alguien ha tirado una pieza al suelo y se ha quedado debajo de la mesa sin darse cuenta. El día que se hace zafarrancho de limpieza aparece la restauración del muro norte, donde están la puerta de las Palmas y las celosías. La Junta rechazó por agresivo el proyecto que se presentó en 2011, pero en un monumento tan exquisitamente mimado se nota que hace falta actuar. La paciencia es la argamasa que une todos los puzles, pero con tanta tranquilidad parece que lo que al final salga no será una estampa de las cofradías con el proyecto primitivo del verano de 2016 en que entraban y salían por una misma puerta.
Liturgia de los días