Todavía queda gente que al pasar el Santísimo en la Custodia del Corpus Christi no se santigua ni toca el paso, sino que se arrodilla, que es lo que hay que hacer delante de Dios mismo. No muchos, porque no siempre es fácil, si es que hay gente, pero el que hace el gesto de humillarse delante del Señor ya es consciente de que es una procesión importante y de que es necesario cuidarla. Las formas son parte del fondo.
Decía el otro día el maestro Antonio Burgos que el Corpus Christi, el jueves de Corpus de Sevilla, es una jornada singular, que desde el mediodía se queda huérfana del gozo. Un día que parece una sola mañana. Hace sólo once años, en Córdoba se vivió al contrario: la procesión fue un trámite y quedó al término un domingo de casi verano. Pasó el Corpus por Córdoba como pasa un tren que no se para. Salió por la mañana, aunque sólo era 10 de junio, subió y bajó por Deanes en apenas dos horas y media y en las calles había casi más altares de las cofradías que personas esperando al Señor. Se hizo una bendición rápida en Las Tendillas y al mediodía la procesión no era más que un recuerdo que había pasado por lugares vacíos, huérfanos de esplendor y de belleza, decorados sin animación.
Quizá aquel día el Corpus Christi llegó al fondo que había comenzado con aquellos años de megafonía, formas erráticas y parroquias que contraprogramaban. Lo que vino después no fue mucho mejor, cuando la procesión se autoconfinó en torno a la Catedral y la Ribera, primero para huir del ascenso del Córdoba y luego quizá por no saber qué hacer, pero si aquel 2012 de sol y sombra en Las Tendillas quedó en el aire la sospecha de que se iba terminando la que durante siglos había sido la gran procesión de Córdoba, en 2023 ha empezado a renacer.
El que ha estado de rodillas delante del Santísimo sabe que detrás debe ir la banda de la Esperanza con el buen gusto de un repertorio eucarístico y es consciente de que el recorrido no es una cuestión de forma, sino de hacer justicia con que la presencia de lo más grande en las calles se haga por los lugares históricos de una ciudad que en una buena parte sale a recibirlo. A partir de ahí es cuando se piensa que es necesario suprimir misas a la misma hora para invitar a todo el mundo a ir y que no sucumban a la tentación cómoda de quedarse en el barrio.
El camino que acaban de abrir el Cabildo Catedral y la Agrupación de Cofradías hay que andarlo a base de desbrozar obstáculos y sin entusiasmarse con el cortejo de pasos, que están bien, pero que pueden ahogar a lo que es importante y exclusivo, pero por el momento ha obtenido el premio de uno de los cortejos más largos que se recuerdan y de muchos cordobeses en las calles y delante de los altares. Habrá que seguir pensando en el Corpus de rodillas para la adoración siga inspirando aciertos.