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Blogs La capilla de San Álvaro por Luis Miranda

De interés general

Subvención es una palabra que empieza mal, con el prefijo que indica que algo está por debajo

De interés general
El Señor de la Caridad en la calle San Fernando. FOTO: ÁLVARO CARMONA
Luis Miranda el

Las cofradías sobrevivirán si se acostumbran a pagar por lo que no reciben y a que les paguen por lo que no hacen. La subvención del Ayuntamiento de Córdoba, la más alta de la historia, ha salido adelante con reparos y costeará una fiesta que no se celebró, pero tendrá que servir para que siga existiendo en el futuro. Con las procesiones suspendidas hasta la segunda mitad del año que viene, y eso con suerte, las cofradías de la ciudad tienen que acostumbrarse a la economía de subsistencia y tienen el reto de pedir haciendo pedagogía: no salen a la calle, pero tienen gastos; no ingresan por papeletas de sitio y sin embargo tendrán que pagar algo a las bandas.

Se trata de que todo el mundo reciba para que todo el mundo sobreviva. Córdoba se beneficia de la Semana Santa que llena los hoteles y los bares y saca a la gente a la calle. Si no hay procesiones en la calle no pasa, desde luego, pero si ahora se miran todos esos detalles el mundo se detiene. El dinero público ayuda a las cofradías para que luego se pueda multiplicar cuando vuelvan a poner los pasos en la calle. Una parte irá para sus gastos de siempre y una muy pequeña para su patrimonio, pero tampoco estará mal, porque los talleres de artesanos que confiaban en encargos tendrán que comer de algo.

El dinero también lo recibirán las bandas, que desde que empezó la pandemia han tocado muy poco o nada y han tenido que seguir pagando alquileres de locales como si se hubieran pasado la Semana Santa en la calle. Si el Covid-19 se queda más de lo que se espera se romperán los contratos y el día que haya pasos en la calle quizá no haya bandas para ir detrás de ellos.

El Cristo de la Salud, con su cofradía del Vía Crucis. FOTO: VALERIO MERINO

En el mundo perfecto de los pregones, los que engrosan la lista de las hermandades no se darían de baja si la cofradía no puede salir por algo tan de fuerza mayor como una epidemia, y cada corporación se financiaría sobre todo con el propio dinero y tendría de dónde tirar para grandes proyectos. Habría bastantes hermanos que pagarían papeleta de sitio incluso sabiendo que no saldrían y llenarían los cultos del año próximo y los del siguiente, cuando todo esté preparado para salir.

Subvención es una palabra que empieza mal, con el prefijo que indica que lo que sigue está por debajo, que no llega, pero aunque los Gobiernos paternalistas la hayan llenado de connotaciones clientelares tiene una definición generosa: «Ayuda económica que se da a una persona o institución para que realice una actividad considerada de interés general». Ahora sólo falta que cuando vuelva la actividad, aunque las calles estén a tope y los hoteles llenos, todo el mundo esté a la altura de lo que recibe.

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