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Contratación pública

Visto de cierta forma, la Agrupación de Cofradías sería la empresa encargada de organizar la Semana Santa de Córdoba

Contratación pública
Jesús Resucitado, al llegar a la carrera oficial en la Semana Santa de Córdoba de 2019. FOTO: ÁLVARO CARMONA
Luis Miranda el

Para explicar un poco los efectos secundarios de la subvención municipal en las cofradías de Córdoba he encontrado dos ejemplos que ilustran. El más grato es el del Belén municipal: el Ayuntamiento paga una cantidad dentro del convenio anual y la Agrupación de Cofradías se encarga de buscar a la persona que lo instala. Es parecido a la contratación pública de una empresa que llega donde la administración no tiene personal ni capacidad. Luego está, vaya por Dios, la Cabalgata de los Reyes Magos, que da más grima pero que tiene más implicaciones.

Para la tarea de dar carnaza a los memes, sarcasmos y comentarios ofendidos de todos los años, el Consistorio se la encarga a la Federación de Peñas Cordobesas, que a lo largo del año recibe bastante dinero para, entre otras cosas, ocuparse de las carrozas y de sacar a la calle el desfile. Hay quien dice que las peñas caminan hacia la irrelevancia en el suave declive en el que sus miembros se hacen mayores y fallecen. Los cofrades de todos los tiempos se reúnen en torno a sus imágenes y por eso conviven distintas generaciones; las peñas son amistad institucionalizada y nadie va a ocupar el lugar de los demás cuando falten. Si sobreviven, que no está claro, será fundando otras.

La analogía no es ni mucho menos exacta, pero la subvención casi hace pensar que la Agrupación de Cofradías sería también la empresa encargada de organizar la Semana Santa de Córdoba y de poner de acuerdo a todas las hermandades que participan. El Ayuntamiento sabe que, cuando no hay pandemia, las calles se llenan, los bares no paran de tirar cervezas y poner tapas y los hoteles están hasta los topes. Fluye el dinero pero también el optimismo y la alegría del que puede disfrutar de la primavera.

La subvención sería así el importe de adjudicación del contrato que cubre una parte curiosa de la Semana Santa, y, según se ve por las reacciones de estos días, casi imprescindible para que las cofradías puedan ponerse en la calle con los elementos que quieren. La cuotas y las papeletas llegan donde llegan. Compensa un poco a quienes salen -o deben salir- por una motivación espiritual, pero además ofrecen un bello espectáculo del todo gratuito con el que ganan dinero los demás. Que las hermandades deben recibir una parte de la riqueza que genera su ingente esfuerzo económico y humano es tan cierto como que de la excesiva dependencia a ser un holding empresarial que precisa de la contratación pública para sobrevivir no hay más que un paso, y no de los que ahora no salen a la calle.

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