Había ganas de volver a las mesas en vivo. Más de 2.000 jugadores participaron en el Winamax Poker Open Madrid 2022, en el Casino de Torrelodones (Madrid). La cifra exacta es de 2.182 personas, lo que supone un récord mundial absoluto en mesa corta, una fórmula más cercana que provoca que haya más acción. Juntar a nueve personas en cada mesa es más sencillo y barato, pero esta fórmula es muy divertida. Seguro que muchos habituales la echarán de menos en otros eventos. El único pero a la semana del naipe, habitual en el mundillo, es que al igual que pasa en ajedrez las jugadoras siguen siendo una minoría.
En Torrelodones hubo grandes momentos, además del récord. Pudimos ver a Manel Fuentes llegar a una mesa final. Se llevó 2.000 euros a casa, después de quedar cuarto en el torneo Desperado KO. Adrián Mateos, uno de los mejores profesionales del mundo, dio una clase magistral de altura, acompañado por Álex Romero. Fue una ‘masterclass’ de verdad, como un capítulo más de la estupenda serie ‘En la mente de un pro’, pero con la posibilidad de hacer preguntas a los maestros. Duró más de dos horas y, aunque era algo densa para los primerizos, la oportunidad era inmejorable para aprender cómo piensan los tiburones cuando juegan un torneo. Pudimos comprobar, por ejemplo, que aunque casi nunca hay una única línea de juego correcto, el estilo más agresivo era siempre el de Mateos.
Por otro lado, el español Omar del Pino logró ganar el Main Event, con un premio de 130.000 euros. Se impuso en el duelo final al francés Matthieu Lamagnère. No es la mayor recompensa conseguida por Del Pino, sin embargo, un experimentado jugador que ya en Marbella, su ciudad natal, se llevó en 2019 179.000 euros de premio. «Mi primera reacción llegando al casino fue de sorpresa al ver tantas mesas de 6-max. Era increíble. Juntar a 2.000 personas en un torneo en España es algo que no había visto antes. Además, en mesa corta los jugadores quieren jugar más manos… Es brutal, de verdad. Estoy muy contento de mi victoria en el torneo más grande 6-max del mundo. Además, ¡el trofeo se queda en casa!», explicaba un pletórico Del Pino. El malagueño también celebró la «locura de todo el evento, de principio a fin». «No recuerdo una cosa así, el buen ambiente, el buen rollo, todo el mundo pasándolo bien. He ganado un par de torneos recientemente, pero nada comparado con este».
El director del evento fue Matthieu Duran, un tipo sensacional, que explicó que en Torrelodones habían superado el récord anterior, que databa de 2019 en Lloret de Mar. Duran, que tiene origen español, cree que el éxito es fruto de la «buena mezcla de aficionados, clasificados, profesionales, semiprofesionales, invitados de prestigio, franceses, españoles… todos impacientes por reencontrarse después de dos años de ausencia».
Hubo otras competiciones, de ping pong, ‘beer pong’, futbolín gigante, más la locura diaria del Delingo, que no se puede explicar porque no tiene sentido. Pero lo que ocurre en Torrelodones se queda en Torrelodones.
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