El noruego Ola Amundsgaard (su nombre de guerra es «Odd Oddsen») ha lanzado un reto a la clase política de su país, ahora tan de moda gracias a Magnus Carlsen, otro aficionado al póker. El jugador profesional, descontento con las leyes que pretenden implantar, y que consideran que su juego favorito es de azar y no de habilidad, dará 135.000 euros a quien le gane una partida personal en la modalidad de Pot-limit Omaha. Él pone todo el dinero. De momento le ha salido un único rival, Erlend Wiborg, que en realidad busca entretenimiento y visibilidad, porque comparte las tesis del jugador.
El reto lanzado por Amundsgaard tiene una condición, que se jueguen 10.000 manos, para evitar en lo posible la intervención de la suerte. Con esa cantidad, estima que si alguien le gana es porque se lo merece. En ese hipotético caso, asegura incluso que recomendaría al retador que deje la política y se dedique al juego, donde «ganaría diez veces más que trabajando para el Gobierno».
Con todo esto, lo único que pretende Odd Oddsen es demostrar que el póker es un juego de habilidad, algo que está tan seguro de tener que ni se plantea que algún político pueda superarlo sobre el tapete. Para sus posibles retadores, por otro lado, la oportunidad es única: un torneo gratuito o freeroll con 135.000 euros de premio.
«Siento que tengo sobre mis hombros el futuro entero de la legalización del póker en mi país», aseguró el jugador a la revista Card Player. Si pierdo esta partida no sólo perderé dinero, sino que los jugadores noruegos perderán también la esperanza de una legalización plena. Sería devastador para mí y para la comunidad del póker en Noruega».
El rival que le ha salido tiene alguna experiencia. Erlend Wiborg asegura que juega de vez en cuando una partida y Amundsgaard cree que recibirá alguna clase antes de su enfrentamiento. El propio Wiborg está de acuerdo en que el póker es un juego de habilidad, por lo que tendría gracia que fuera capaz de ganar el duelo y frustrara el objetivo de su rival, demostrar que la suerte, a largo plazo, no puede contra la habilidad de los buenos jugadores.
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