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Kasparov y Guardiola, historia de una amistad

Kasparov y Guardiola, historia de una amistad
Federico Marín Bellón el

En el libro «Herr Pep», Martí Perarnau hace una «crónica desde dentro» del primer año de Pep Guardiola en el Bayern Múnich. En sus más de 400 páginas, el deporte protagonista es el fútbol, como es natural, pero el autor dedica el primer capítulo a hablar de ajedrez y de Garry Kasparov. Resulta que Pep trabó amistad con el ruso durante su año sabático en Nueva York. Más adelante, el entrenador y exfutbolista llega a admitir: «Cada vez me interesa más el ajedrez».

Con Guardiola es difícil mantener la objetividad, sobre todo desde sus enfrentamientos con Mourinho. Aquí lo que interesa es una faceta desconocida de su vida. Cuenta Perarnau que Guardiola se fue a Nueva York a pesar de las dudas de su familia, en parte convencido por Xavier Sala i Martín, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia, que fue tesorero del Barça en 2009 y 2010, en la etapa final de Laporta. Un día lo invitaron a cenar y este les dijo que no podría asistir, porque tenía una cita anterior con Kasparov y su mujer, Daria. El economista sugirió que les acompañaran, lo que propició el encuentro, que acabó en «flechazo».

«Pep y Garry no hablaron de ajedrez ni de fútbol, sino de inventos y tecnología, del valor de romper moldes, de las virtudes de no acobardarse frente a la incertidumbre y de la pasión. Hablaron mucho de la pasión». Kasparov se mostró pesimista sobre los avances tecnológicos, mientras que Sala i Martín asistía maravillado a la charla: «Fue fascinante ver a dos hombres tan inteligentes improvisando una conversación sobre la tecnología, los inventos, la pasión y la complejidad», explicó.

Por supuesto, los dos deportistas volvieron a verse, en octubre de 2012, ya sin su amigo común, que se encontraba de viaje, pero con Cristina, la mujer de Pep, además de Daria. Esta vez, el ajedrez no tardó en salir a la palestra. Pep no entendía por qué Kasparov sostenía que le resultaría imposible competir con Carlsen. El noruego no era aún campeón del mundo, pero Garry daba por hecho que lograría el título sin demasiadas dificultades. Pese a todo, les dijo que en el tiempo que lo entrenó, descubrió que el noruego todavía debía pulir algunos defectos de su juego si quería dominar por completo el ajedrez mundial.

Sin embargo, Kasparov se sentía incapaz de derrotarlo. «Tengo las capacidades para ganarle, pero es imposible», insistía el gran maestro. Pep tampoco se rendía, porque pensaba que era la respuesta políticamente correcta. No terminaba de creerse que esa barrera fuera real. La pregunta que subyacía era: ¿cómo evitar el desgaste que él mismo había sufrido? ¿Por qué un ajedrecista legendario consideraba imposible batir a un rival?

Cristina y Daria, las mujeres, permitieron resolver el enigma. «Quizá sea un problema de concentración», sugirió Cristina. Daria dio la respuesta definitiva, según Martí Perarnau: «Si fuese una sola partida y durase solo dos horas, Garry podría vencer a Carlsen. Pero no es así: la partida se alargaría cinco o seis horas y Garry ya no querría pasar otra vez por el sufrimiento de estar tantas horas seguidas con el cerebro a toda máquina, calculando posibilidades sin descanso. Carlsen es joven y no es consciente del desgaste que esto supone. Garry sí, y no querría volver a pasar por lo mismo durante días y días. Uno lograría estar concentrado dos horas y el otro, cinco. Por eso sería imposible ganar».

El autor deja ahí el debate, aunque en otro capítulo compara el proceso de decisiones de Guardiola con el de Carlsen, a lo que el entrenador confiesa, halagado: «Cada vez me interesa más el ajedrez».

«Herr Pep» está editado por Córner y cuesta 17,90 euros, 5,69 en su versión electrónica.

 

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