¿Se resistía el aspirante a probar una defensa india contra un indio? Si así era, ayer cambió de opinión. Casi le sale caro. Lo que no varió fue el espectáculo. Anand y Topalov no necesitan ninguna regla para luchar mientras el tablero lo permita. Ayer el indio, en una partida que duró 83 movimientos, cambió su dama por dos torres,
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con lo que se llegó a la típica situación asimétrica y desequilibrada tan del gusto del búlgaro. El campeón, entretanto, intentaba jugar a “dos resultados” y alcanzar posiciones con una ligera ventaja pero sin arriesgarse a perder, casi una quimera contra Topalov.
El final, con Anand cada vez más apurado de tiempo en busca de una victoria complejísima, permitió calibrar el sistema nervioso de ambos jugadores. Las dos torres del indio eran mejores que la dama del aspirante, que a cambio tenía dos peligrosos peones pasados. Topalov se vio obligado incluso a sacrificar su caballo, único ayudante de su dama, mientras su rey parecía enredado en una red de mate sin escapatoria. Pero el campeón no encontró el camino en el momento decisivo y el marcador permanece igualado. Veremos si no lo paga el bueno de Viswanathan. Son dos golpes psicológicos consecutivos para él, que sólo conducirá las piezas blancas en una de las tres partidas que faltan.
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