Se suele abusar del calificativo de genio, pero la nómina de participantes en la final del Grand Slam de Sao Paulo y Bilbao de este año no deja lugar a la racanería. Anand, campeón del mundo, Carlsen, número uno de la clasificación mundial, y Aronian, reciente vencedor en la Olimpiada, se disputarán el torneo contra los exniños prodigio Karjakin, Caruana y Vallejo. Están cinco de los ocho mejores del mundo. La ciudad brasileña será escenario desde este lunes de los primeros zarpazos de una lucha que culminará en España del 8 al 13 de octubre.
Magnus Carlsen y Vishy Anand, grandes protagonistas de la Final de Maestros
Bilbao y Sao Paulo repiten por tanto como sede de uno de los grandes torneos del calendario mundial. La presentación de esta quinta edición de la Final de Maestros tuvo lugar en la sala de ajedrez de la Sociedad Bilbaína, escenario de viejas batallas de Capablanca y Karpov, entre otros clásicos ilustres, y una de los templos del ajedrez más antiguos del mundo.
Como el año pasado, el español Paco Vallejo deberá dar lo mejor de sí mismo para plantar cara a estos monstruos del tablero. Se trata de una gran oportunidad no exenta de grandes riesgos. Leontxo García aseguró en la presentación que el menorquín «no será ni víctima propiciatoria ni invitado de piedra». Vallejo, añadió en declaraciones recogidas por la agencia Efe, «es portador de un juego creativo y valiente que lo hace imprevisible ante cualquier gran maestro». Aunque se resista a ser «el Nadal del ajedrez», en su última participación ya demostró que era capaz de derrotar a cualquiera, incluso al campeón del mundo. Para Anand también supondrá la oportunidad de demostrar que no es campeón del mundo por casualidad. «Saldrá en Bilbao a morder», aseguró Leontxo.
En una «pecera» así se juegan las partidas en Bilbao, con los jugadores aislados del ruido
En la sede bilbaína, las partidas se disputarán, al igual que en 2011, en el vestíbulo del centro de cultura y ocio de La Alhóndiga, donde los jugadores podrán aislarse del público en el interior de una urna climatizada e insonorizada. La competición, una liguilla a doble vuelta, seguirá la llamada norma de Sofía, que prohíbe el pacto de tablas entre los jugadores sin autorización arbitral, y la Regla Bilbao, que establece un sistema de puntuación que otorga tres puntos para el ganador, uno en caso de empate y cero para el derrotado. Todo sea por el espectáculo.
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