En contra de lo que se piensa, los ajedrecistas suelen ser gente muy cuerda, aunque no faltan antecedentes que han fomentado su mala fama. El primer campeón el mundo de ajedrez, Wilhelm Steinitz (Praga 1836-Nueva York 1900) murió en un psiquiátrico. En sus últimos días era frecuente que retara a Dios, a quien estaba dispuesto a conceder un peón de ventaja. Según cuenta «The Times of India», un aficionado de 54 años ha matado en Pekín a su amigo y vecino, de 57, y después se ha suicidado para poder jugar con él en el cielo.
Liao, que así se llamaba el protagonista de la historia, dejó una nota de suicidio en el que confesaba sus planes. En ella explicaba que asesinó a su compañero de juego porque temía echarlo de menos cuando llegara al cielo, donde ya era mucho suponer que podría llegar, por otro lado. El cuerpo de la víctima fue descubierto por su casera, que había acudido con la prosaica intención de cobrar el alquiler, según informó la Policía.
Los agentes encontraron pruebas evidentes del estrangulamiento y el cadáver del «amistoso» asesino en la habitación de al lado. Se cree que Liao actuó así debido a sus desavenencias con su familia. La casera lo calificó como alguien antisocial y excéntrico.
Ajedrez
