El divorcio entre Magnus Carlsen y la Federación Noruega de Ajedrez es un hecho, según anuncia la cadena de televisión NRK y los principales diarios del país nórdico. Los desencuentros entre el campeón del mundo y los dirigentes de su país han concluido con la salida del gran maestro de la organización. Henrik, padre de Magnus, comunicó la decisión por escrito a la Federación el pasado 30 de septiembre.
Henrik Carlsen también confirmó que la decisión de su hijo no afectará a la selección noruega, que seguirá contando con su primer tablero en las competiciones internacionales. Con tanto desencuentro, tiene mérito que el ajedrecista haya tenido un año tan bueno, pese a su reciente derrota en la final del Mundial de Fischer Random Chess ante Wesley So.
El detonante del conflicto, a principios de año, fue la negativa de la Federación a aceptar el patrocinio del grupo Kindred, una casa de apuestas que ofrecía cinco millones de euros durante un lustro. Magnus Carlsen no entendía que se pudiera despreciar una cantidad así, que habría ayudado a formar a los jóvenes jugadores. En una entrevista reciente con la cadena NRK, Magnus explicó que su relación con la Federación había sido mala desde sus comienzos. En su opinión, nunca se ha apostado lo suficiente por el ajedrez de base.
Representantes de la Federación Noruega se reunieron el pasado mes de julio con Carlsen, unos días después del congreso en el que se rechazó el patrocinio, y el número uno ya les dijo que quería darse de baja. No obstante, ninguna de las partes descarta que el proceso sea reversible en el futuro. El presidente de la Federación, Morten Madsen, se tomó la decisión con «deportividad» y expresó su deseo de que su mejor ajedrecista este regrese a la organización cuando sea posible. Según el directivo, todo esto no tendrá mayores consecuencias.
Según cuenta el periodista Tarjei J. Svensen en el diario Aftenposten, las reglas de la Federación Noruega prohíben que un jugador no federado represente a su país, pero en este caso se hará una excepción. Por eso, el anuncio de los Carlsen solo tiene un carácter «simbólico».
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