La noticia ha caído como una piedra en la boca del ajedrez español. Irene Nicolás Zapata, el mayor talento femenino de nuestro país, abandona el ajedrez, un juego que de repente le resulta «aburrido», según confirmó ella misma a ABC. Nicolás, que ahora tiene 17 años, ganó hace unos meses la medalla de plata en el Campeonato del Mundo sub 16 y es la segunda mejor ajedrecista europea entre los menores de 18 años. «A mí también me da pena, pero ya no me interesa ni como hobby», confiesa.
Irene Nicolás nació el 3 de mayo de 1997 en San Javier (Murcia) y vive en Alicante. Según nos cuenta, llevaba tres meses desmotivada, pero pensaba que se le pasaría en cuanto empezara el campeonato de España que acaba de celebrarse en Linares. Después de la primera ronda (que ganó a Eihartze Buiza), «comprendió al cien por cien» que ya no quería seguir jugando. Aunque terminó el torneo, jugó sin ganas todas las partidas. «Me daba igual si ganaba o perdía. Buscaba las tablas en cuanto era posible». Antes de la segunda partida, ante Korneev, uno de los favoritos, ya dijo en casa que pensaba abandonar la competición.
«Me han preguntado si está enferma, si tiene algún problema, un novio… si le ha pasado algo. No ha pasado nada ni es por los estudios», zanja su madre, quien también insiste en que les da igual que la gente especule y ni siquiera está pendiente de los disparates que se cuentan en las redes sociales. Ella niega haber influido o haberla presionado demasiado, algo que por otro lado les ocurre con frecuencia a los ajedrecistas jóvenes. La propia Irene dice que no sabe cómo ha ocurrido. «Ha sido casi sin darme cuenta».
La decisión de Irene no está causada por un mal resultado en Linares, desde luego, como piensa mucha gente. La buena noticia es que no descarta volver, aunque no sabe si «en tres meses, un año o nunca». «Si me vuelve a apetecer, regresaré», promete. La jugadora admite que siempre había pensado que es imposible dejar el ajedrez, pero no sabe cuánto tiempo puede pasar antes de una posible reaparición.
Irene Nicolás sabe que su caso ha sido comparado con el de Paco Vallejo, que también anunció que dejaba el ajedrez hace unos meses y nada más volver a la competición de máximo nivel ha conseguido algunos de sus mejores éxitos, incluido su tercer campeonato de España. «Conozco un poco a Paco y creo que él lo decía de otro modo», matiza. «Él se ha retirado muchas veces».
La subcampeona del mundo también es consciente de que tiene una edad crítica, en la que progresar es fundamental, y sabe que no sería igual si espera unos meses o varios años, algo que le han advertido desde la Federación Española. Muchos han intentado que cambie su postura, pero está decidida a dejarlo. Hace poco retomó sus estudios, que abandonó el año pasado para concentrarse en el ajedrez, y quiere hacer Criminología. En ningún caso cree que pueda compatibilizar ambas disciplinas.
Irene dice que no sabe por qué se siente así, pero niega las causas más típicas, como exceso de presión, malos resultados, un novio… Tampoco le preocupaba lo dura que puede ser la vida de una deportista que nunca tendrá los ingresos de las tenistas, por ejemplo: «Creo que con 2500 puntos Elo se puede vivir muy bien del ajedrez siendo chica. Y por muy mal que me fuera, si me dedicase en serio creo que podría llegar. Pero he probado lo que sería dedicarme al ajedrez y por mucho que piense que podría llegar a vivir bien, no lo querría. No me termina de gustar, por decirlo así».
Ni siquiera los recuerdos de su medalla de plata en el Mundial animan a la ajedrecista: «Entonces estaba supermotivada por jugar, fui pensando en ganar. Cuando quedé segunda fue una alegría, claro, pero ahora si quedara subcampeona del mundo me daría igual». Para que nos hagamos una idea de su desinterés actual por el juego, cuenta que incluso ha desinstalado todos los programas de ajedrez que tenía en el ordenador.
Después de darle mil vueltas a la cabeza y de plantearse toda clase de opciones, como seguir estudiando ajedrez, aunque no compitiera, para no perder nivel mientras se dedica a otras cosas, Nicolás ha llegado a este callejón, que por fortuna sí tiene salida. Sólo cabe desearle lo mejor en la vida y confiar en que vuelva a encontrar lo antes posible la motivación para jugar de nuevo. El tablero le debe infinidad de victorias.
Para terminar dejo este perfil sobre la jugadora escrito por Raúl Cosín para ABC:
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