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Kasparov sufre con el ajedrez de Fischer

El excampeón del mundo, de 56 años, es castigado en San Luis por Caruana, número dos del mundo

Kasparov sufre con el ajedrez de Fischer
Kasparov, siempre gesticulante. Foto: Lennart Ootes
Federico Marín Bellón el

Garry Kasparov sigue siendo un competidor formidable a los 56 años, como demuestra en cada reaparición. Este año ha jugado en San Luis, capital del ajedrez mundial, un torneo de ajedrez960 o Fischer random, llamado así porque la modalidad consiste en sortear la posición de las piezas, como proponía Bobby Fischer. El Ogro de Bakú lo pasó mal; sigue sin soportar las derrotas y le tocó bailar con Fabiano Caruana, número dos del mundo. Pese a todo, ganó alguna partida brillante. «Puedo luchar contra todos los rivales, pero no contra la edad. El tiempo es el enemigo más poderoso y ninguno puede superarlo, aunque estoy muy contento con lo que he hecho», afirmó el mito.

En el ajedrez960 hay 960 posibilidades diferentes de empezar la partida, por lo que es imposible preparar todas las aperturas posibles y jugar de memoria. Para un jugador retirado, ahorrarse ese trabajo es una una ventaja, seguramente la única. Los jugadores, por otro lado, tenían algo de tiempo para analizar la posición inicial por parejas, antes de empezar sus duelos particulares. Kasparov trabajó con Peter Svidler.

El gráfico interactivo de abajo muestra las diferencias entre la posición inicial clásica y las múltiples posibilidades del ajedrez960. Por supuesto, en ambos casos blancas y negras empiezan con una posición simétrica. El torneo se llamaba 9XL por una mezcla de operación de marketing y números romanos. Yo tardé en pillar el significado.

En este torneo, al contrario que en uno normal, los jugadores siempre se enfrentaban al mismo rival. Además del enfrentamiento Kasparov-Caruana, hemos visto el de Wesley So contra Veselin Topalov, Leinier Domínguez contra Peter Svidler y Levon Aronian contra Hikaru Nakamura. Había 200.000 dólares en juego y se jugaron un total de seis partidas rápidas (30 minutos + 10 segundos) y 14 de blitz (5+5), a lo largo de cuatro días. Las rápidas valían dos puntos y las segundas, uno.

Al final, los resultados fueron estos, por orden de paliza:
Caruana 19 – Kasparov 7
So 18 – Topalov 8
Svidler 15,5 – Domínguez 10,5
Nakamura 14,5 – Aronian 11,5

La victoria más trabajada fue la de Nakamura, que al término de las dos primeras jornadas iba muy por detrás y no adelantó a Aronian hasta el último día.

Pero por supuesto, el duelo más esperado era el del viejo excampeón con Fabiano Caruana, número 2 del mundo y un hueso imposible de roer. Pudimos ver así que el catálogo de gestos de Kasparov no para de crecer con los años. Hay quien le critica su sobreactuación. En muchas imágenes se ve que el italoamericano, siempre tan educado, prefería ponerse las manos a modo de visera, para verlo lo menos posible. No debe es fácil concentrarse ante alguien que se mueve tanto. A veces era como reacción a algún error, pero a menudo ocurría en mitad de la partida, incluso cuando le tocaba mover a Caruana. Veamos alguna muestra.

Aquí Fabiano le dice con la mayor discreción posible que se le ha caído la bandera (agotado el tiempo). Kasparov no da crédito.

Lennart Ootes recoge con su cámara el rostro del ogro contrariado:

No hace falta poner el vídeo a cámara lenta. Lennart Ootes recoge el momento, con el reloj de Kasparov a cero

Tiene gracia que Svidler, pese a su victoria final, acabara copiando algún gesto de su compañero de equipo:

Peter Svidler lamenta su juego ante Leinier Domínguez. Foto: Lennart Ootes

Aquí Kasparov hace un gesto muy peculiar, mientras Fabiano piensa su jugada.

Foto: Lennart Ootes

 

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