Pasado el ecuador del Torneo de Candidatos, Fabiano Caruana mantiene su ventaja. Quedan aún seis partidas, pero si mantiene el tipo en las partidas clave, va a ser muy difícil pararlo. Esta es la crónica apresurada y ligera de la jornada en Berlín, muy a tono con las jugadas de caballo del líder. Antes de que lo pregunte nadie, en efecto, Ding Liren «el carpintero» hizo tablas. Solo ganó Alexander Grischuk, una maratoniana partida en la que derrotó a su compatriota Vladimir Kramnik. Si el protagonista del día logra el milagro de llegar a los desempates, será muy peligroso. Y Kramnik, otro héroe.
Levon Aronian llevó el protagonismo contra el gran maestro chino, pese a llevar las negras y a tener la negra en este torneo. Demostró gran actividad, pero a la hora de la verdad Ding Liren siempre encuentra la manera de repetir movimientos. En la mirada del armenio se adivinan restos de melancolía. En la rueda de prensa confesó que había prometido a sus segundos que jugaría más sólido.
La primera partida en terminar fue, como acostumbra, la de Karjakin, quien esta vez tenía la excusa enfrente: las malas intenciones del azerbayano Mamedyarov son de sobra conocidas. Hubo sus complicaciones, poca cosa para hacer perder la cartera al ministro de Defensa.
Grischuk sorprendió a su compatriota Kramnik con una sutileza de apertura que obligó al excampeón del mundo a moverse con pies de plomo. Este cedió un peón a cambio de actividad de sus piezas, pero un peón es un peón es un peón… y Alexander lo usó como si fuera un as en la manga. Otro rival no habría aguantado la presión tanto tiempo, pero Vladimir con dos alfiles es como Billy el niño con dos pistolas.
Por desgracia para él, Grischuk tampoco es manco jugando finales. Hay algún vídeo suelto en el que sale dando mate con alfil y caballo con una facilidad pasmosa, sin apenas tiempo en su reloj, su hábitat natural. En el duelo entre rusos, de hecho, llegó a quedarse alguna vez con tres segundos, en la reserva. Si siguió respirando fue gracias al incremento. Al final, impuso su técnica después de más de 90 jugadas, en las que se vieron varias imprecisiones de un Kramnik agotado. Quizá no debió esquivar con tanto empeño todos lo caminos en los que ponía «tablas». Tiene edad de ser el padre de Karjakin (o casi) y está trabajando el doble de horas que él.
Pero si hay alguien en racha en este torneo, y ya sabemos cómo pueden ser sus rachas, es Fabiano Caruana. Jugaba con negras contra Wesley So, al que planteó la defensa rusa (o Petrov). Siendo ambos estadounidenses, aunque por distinto camino, la cosa tenía su miga. Parecía un concurso de patriotismo y que se jugaban más la «green card» que jugarse los cuartos con Carlsen. El exfilipino planteó la variante de moda, con enroque largo y avance tardío del peón d, y el exitaliano (mira que es fea la palabra, como si Italia también abandonara la Unión Europea) empezó a manejar la caballería como en un concurso de doma.
Es curioso, porque enredó a los caballos blancos y obligó a una torre blanca a sacrificarse para evitar una matanza. En el final que se adivinaba, la máquina juzgaba las posibilidades casi iguales, pero cualquiera que se vista (por los pies o por la cabeza, eso es lo de menos) sabe que en un final una torre es un tanque frente a un potrillo. Caruana fue minando los apoyos del animal, pero So, que puede ser tan preciso como el que más, se defendió con fiereza. El bueno de Fabiano no logró distanciarse de sus perseguidores, quizá para alivio de Magnus. Ya hace tiempo que lo llamábamos por aquí «el Bobby Fischer italiano». Hasta la pequeña discrepancia de la nacionalidad fue corregida.
La clasificación no varía demasiado, salvo el salto de Grischuk, aunque queda un día menos para alterarla. Solo un gran maestro parece capaz de evitar un mundial Carlsen-Caruana:
Caruana: 5,5 puntos (de ocho partidas)
Mamedyarov: 5
Grischuk: 3,5
Ding Liren: 4
Kramnik y Karjakin: 3,5
So y Aronian: 3
[Después de publicar la entrada nada más terminar la última partida, he tenido que corregir varios errores, alguno porque no se habían grabado algunos de los cambios y otros por inoperancia propia]
Ajedrez