Se habían derramado «ríos de tinta» por la participación de Magnus Carlsen en la Copa del Mundo, porque en Tiflis se venden dos billetes para el próximo torneo de Candidatos, cuyo ganador, a su vez, retará al noruego. El numero uno podía influir así en la «elección» de su propio rival, casi como los campeones antiguos. Es obvio que él no pretendía otra cosa que participar en una competición apasionante, que mezcla varios ritmos de juego gracias a los desempates. Antes de que se produjera algún cruce «morboso», el chino Bu Xiangzhi acabó con cualquier polémica y con la diversión del campeón, hasta ese día encantado de la aventura. Carlsen se va a la calle acompañado por otros dos favoritos, Kramnik y Nakamura, los tres con pantalones largos.
La Copa del Mundo tiene un formato que no permite despistes. Parece un torneo de tenis en los que los partidos se juegan al mejor de dos sets, con el agravante de que en ajedrez son posibles los empates. Aquí perder una sola «manga» suele resultar decisivo. Bu declaró después de derrotar a Carlsen que el sacrificio en h3 fue demasiado «tentador» para él, sobre todo porque vio que tenía una jaque perpetuo como posible plan B. Su remate final, con otro «sacrificio» de torre, no es muy difícil, pero fue una pequeña joya aprovechando lo que Jesús de la Villa llama «la casilla tonta del caballo».
El español Paco Vallejo intentó una estrategia parecida contra Wesley So, otro de los favoritos, pero se pasó de frenada en su forma de asaltar la Caro Kann. En el segundo intento, con negras, optó por la prometedora defensa siciliana, pero después de la jugada 25 se quedó sin nada que rascar. Bu y So pasan a la siguiente ronda, con un gasto mínimo en sílabas.
Otra eliminatoria que merece la pena resaltar es el duelo Aronian-Matlakov. El armenio jugó como un príncipe la primera partida, con blancas, y como un mendigo la segunda. Antes de la jugada 20 ya había cometido más errores que Carlsen y Vallejo juntos. Sin embargo, sigue siendo favorito.
No menos sorprendente fue la eliminación de Hikaru Nakamura. Tuvo el día tonto ante Vladimir Fedoseev, quien empató con negras y ganó con blancas como si fuera lo normal.
Vladimir Kramnik también abandona la competición, como ya hiciera Vishy Anand, otro campeón mundial. Vassily Ivanchuk, otro veterano, no hizo ni cosquillas al ruso con blancas, pero con negras se las arregló para estar mejor antes incluso de que su rival cometiera el primer error. Chucky es un genio y ya ganó el Mundial de rápidas el año pasado, con 47 años.
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