En cualquier deporte, pero más en ajedrez, es fundamental tener un sistema nervioso a prueba de contratiempos. Es fácil venirse abajo después de un golpe, porque no los hay más duros que sobre el tablero. David Antón perdió ayer por pequeños detalles contra Fabiano Caruana (número 2 del mundo) sus opciones de ganar el Abierto de la Isla de Man, el más fuerte de la historia. Se quedó así sin la plaza que permite colarse en el torneo de Candidatos, algo que ningún ajedrecista español ha logrado nunca. El Niño se repuso de la bofetada y ganó este lunes la última partida. Acabó quinto en la clasificación final, empatado a puntos con el tercero y por delante de Magnus Carlsen, un chico «que está empezando» y lleva más de cien partidas seguidas sin perder.
Es difícil asegurarlo con certeza, porque Antón ha logrado varios resultados espectaculares a lo largo de su vida (24 años), pero lo de Isla de Man ha sido una exhibición casi permanente, coronada por un final finísimo, digno de un estudio artístico. Entrenado por David Martínez, cada año juega un poco mejor y compite especialmente bien en las grandes ocasiones, donde la mayoría se esconde. Perdió solo una partida, contra el segundo mejor del torneo, que acabó colíder, y no sin demostrarle que puede jugar a su nivel. Después, en lugar de recrearse en su mala suerte, decidió ganar la última ronda al armenio Robert Hovhannisyan, lo que tuvo que hacer varias veces, como un Sísifo moderno.
Ahora se pone con 2686 puntos Elo, a menos de diez de Paco Vallejo y al borde de los 2700. Con un empujón en el europeo, ambos podrían superar el listón, algo que el menorquín ha conseguido a menudo y que para Antón sería su primera vez, más que merecida.
El ganador fue Wang Hao, justo campeón (empatado a puntos con Caruana), aunque en la última partida recibió un regalo inesperado –¿quién ha dicho que en ajedrez no existe la suerte?– del británico David Howell. El gran maestro chino, de 30 años, ha confesado que no tiene ni equipo, por lo que deberá formar uno para intentar el asalto al título mundial. Acabó con ocho puntos en once partidas, medio punto más que Antón.
El resto de españoles no rozaron nunca la gloria, pero tampoco lo hicieron mal: Vallejo mantiene su Elo al acabar con 6,5 puntos, Alexei Shirov incluso gana dos puntos con su 50% y Lance Henderson de la Fuente ganó cuatro puntos Elo, los mismos que hizo en el torneo. Se podía esperar más de todos ellos en algún momento, pero puntuaron según lo esperado.
El tercer clasificado fue Kirill Alekseenko, una sorpresa parecida a la de Antón. El ruso está por delante del español por el sistema de desempate, a menudo caprichoso, y ese puesto no es ninguna tontería, porque le permite soñar con obtener el puesto de libre designación por parte de la FIDE en el torneo de Candidatos.
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