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La mujer que dejó el ajedrez, tuvo cuatro hijos y volvió para triunfar

La mujer que dejó el ajedrez, tuvo cuatro hijos y volvió para triunfar
Federico Marín Bellón el

Claudia Amura es la mejor ajedrecista argentina de la historia. En los años ochenta ganó cuatro campeonatos de su país y cinco sudamericanos. Era una de las mejores del mundo, pero la presión y otras circunstancias la llevaron a dejar la competición a mediados de los noventa. Incluso ingresó en la congregación de las Hermanas Mercedarias. Un año después colgó los hábitos, se reencontró con un viejo novio, el también ajedrecista Gilberto Hernández, y formó familia con él. Después de tener cuatro hijos, el año pasado volvió a competir, a los 42 años, un cuarto de siglo después de su último título. Quedó tercera. Hace unos días se proclamó por quinta vez campeona de la Argentina.

Desde San Luis, Claudia Amura trabaja ahora para la Universidad de La Punta, como jefa del plan AEI (Ajedrez Escolar Inicial), con 45.000 alumnos. En una entrevista con mi amigo Carlos Ilardo para «La Nación», la ajedrecista cuenta que a lo largo de su carrera se ha enfrentado a ocho campeones mundiales: Mijail Tal, Garry Kasparov, Anatoly Karpov, Ruslan Ponomariov, Susan Polgar, Xie Jun, Nona Gaprindashvili y Antoaneta Stefanova.

Claudia Amura, junto a la subcampeona argentina, Florencia Fernández

Amura responsabiliza a su marido de su regreso al ajedrez: «Estoy acá porque Gilberto me impulsó para que lo hiciera. Él podía estar esta semana a cargo de la casa y de los niños y eso me permitió viajar a Buenos Aires y acompañar a la delegación de San Luis». Los premios, por una vez, eran tentadores, «porque nunca hubo tanto dinero para el ajedrez femenino (80.000 dólares)». Claudia irá ahora a la Olimpiada de Tromso (Noruega), como integrante del equipo nacional. Será su novena participación.

«Afortunadamente, el ajedrez me sigue sorprendiendo y me brinda la posibilidad de disfrutar ahora, mucho más en esta etapa en la que soy más observadora que cuando era más joven y tenía mucha presión cada vez que jugaba y parecía que estaba obligada a ganar», asegura. Pero además de seguir cosechando buenos resultados, uno de sus sueños es presidir la Federación Argentina de Ajedrez (FADA), porque siente que puede seguir dándole cosas al ajedrez.

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