El año pasado, el gran maestro Igor Rausis, de 58 años, fue pillado in fraganti en el abierto de Estrasburgo, al ser fotografiado mientras utilizaba su móvil en los servicios, durante una partida. El tramposo del retrete fue castigado por la FIDE con seis años sin jugar competiciones oficiales. Es la pena más severa que ha sufrido nunca un ajedrecista. El sábado, sin embargo, decidió reaparecer con su nuevo nombre y amparado en la mascarilla, aunque no siempre.
[En una versión anterior se decía que Rausis jugó con nombre falso, pero en realidad decidió cambiarlo tras el escándalo, lo que no lo exime de saltarse la prohibición y de engañar a los organizadores al no declarar su verdadero Elo]
Nacido en 1961 en la ciudad ucraniana de Komunarsk (entonces soviética), Rausis se inscribió en un modesto torneo de partidas rápidas en Valka (Letonia), según informan en Chess24. La mascarilla, que no era obligatoria, le ayudaba a pasar inadvertido, pero otro gran maestro creyó reconocerlo. Arturs Neikšāns, quien acabó ganando el torneo, decidió seguirlo y confirmó sus sospechas, sobre todo porque Rausis llevaba el rostro descubierto.
El tramposo fue expulsado de la competición, no sin cierto desconcierto cuando se vio que se había inscrito como Isa Kasimi, su nombre actual, supuestamente sin ningún Elo. Había ganado sus dos primeros encuentros ante rivales desconocidos, se supone que sin ayuda electrónica.
La competición era bastante modesta, con un solo gran maestro en liza (aparte de él), y una bolsa de premios de mil euros, con 140 para el ganador. Emil Sutovsky, director general de la FIDE, declaró a Chess24 que la Federación Internacional no tenía competencias sobre el torneo, que no era válido para Elo FIDE.
La vida de Rausis es probablemente más interesante que sus partidas. Después de abandonar la ciudadanía rusa, jugó bajo la bandera de Letonia. Participó en varias Olimpiadas con este país y llegó a ser campeón nacional. Luego dio un salto aún mayor y se marchó a Bangladesh, pero en 2007 regresó a Europa, esta vez como ciudadano checo.
En una entrevista para Chessbase, Rausis declaró el pasado mes de julio que empezó a recibir acusaciones de hacer trampas en 2017, entre otras razones porque su escalada al top 100 mundial empezó cuando tenía 52 años. Él niega la mayor, que sus progresos fueran fruto de las trampas y que usara el móvil para ayudarse en la partida, pero admite que utilizarlo está prohibido y que en Estrasburgo cometió «un gran error».
En otra respuesta aún más original, acusa de la psicosis mundial contra las trampas a quienes decidieron hacer aplicaciones de ajedrez para móviles. También confiesa que no recuerda haber leído ningún libro «hasta el final». Todo un personaje.
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