El club de San Luis, epicentro del ajedrez estadounidense, organiza desde este viernes y hasta el domingo un torneo en el que se verán las caras (al menos a través del ordenador) Garry Kasparov y Magnus Carlsen. Será su primer combate oficial desde 2004, cuando el ruso tenía 41 años y el noruego 13.
Con 57, el Ogro de Bakú ya no es el favorito, por supuesto, aunque en sus anteriores reapariciones siempre demostró que un zarpazo suyo aún puede tumbar a cualquiera. En partidas jugadas a través de internet su mirada no resultará tan intimidante, pero a buen seguro lo veremos sacar del arcón todo su catálogo de gestos.
En teoría, la mayor «ventaja» para Kasparov, un gran maestro jubilado, es que el torneo Chess9LX se jugará en la modalidad de ajedrez960, un ajedrez aleatorio impulsado por Bobby Fischer en el que se sortea la posición de las piezas. El nombre del torneo es enigmático (9LX es una mezcla de números arábigos –o indios– y romanos), que alude al 960, que a su vez viene de las posiciones distintas que pueden surgir para empezar la partida.
Por ese motivo, la preparación teórica de las aperturas, horas y horas de estudio para los profesionales, pierde casi todo su valor. No obstante, Garry siempre fue uno de los mayores especialistas en las primeras jugadas de la partida, mientras que Carlsen ofrece la (falsa) impresión de que le interesa menos esa fase del juego. La mayor desventaja para el ruso puede que sea el uso del ratón, frente a rivales mucho más jóvenes.
Las partidas tendrán un ritmo de 20 minutos para cada jugador más 10 segundos de incremento por jugada. Será una liga entre diez grandes maestros en la que todos juegan contra todos, con otras estrellas de primer nivel, aunque los focos apunten a los dos genios citados. Son los únicos que saben lo que es ganar el campeonato del mundo «de verdad».
Los otros participantes son los (ahora) estadounidenses Fabiano Caruana, Hikaru Nakamura, Leinier Domínguez y Wesley So (actual campeón mundial de ajedrez960), el joven prodigio Alireza Firouzja (nació en Irán pero juega bajo la bandera de la FIDE), el francés Maxime Vachier-Lagrave, el armenio Levon Aronian y el ruso Peter Svidler. Mucho tendrá que sudar Kasparov para no acabar en las últimas posiciones.
Se disputarán tres rondas diarias. Apenas tres minutos antes del comienzo de cada una, los jugadores conocerán la posición inicial de la partida, para que la puedan analizar a toda velocidad e incluso improvisar alguna apertura. La bolsa de premios asciende a 150.000 dólares. Del 15 al 19, tendrá lugar otro torneo, ya sin Kasparov, de partidas rápidas y en ajedrez clásico (con las piezas en su sitio).
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