Garry Kasparov, puede que el mejor ajedrecista de la historia, ha dictado sentencia moral y psicológica en el Mundial que hoy echa el telón en Londres: «A la luz de las sorprendentes tablas concedidas por Magnus Carlsen, en una posición superior y con más tiempo, he reconsiderado mi evaluación de quién es el favorito en las rápidas. Los desempates requieren tremendos nervios y el campeón parece estar perdiendo los suyos». Otro que ha cambiado de «bando» es el también excampeón mundial Vladimir Kramnik, quien cree que Fabiano Caruana «al menos ha demostrado carácter de campeón». Dos psicólogos especializados en ajedrez comentan con ABC sus impresiones sobre lo que llevamos de duelo y las partidas de desempate.
Foto: Paul Childs (Reuters)
[Esta entrada es una versión de la página publicada este miércoles en ABC de papel]
Antes del duelo, pocos apostaban por Fabiano Caruana, sobre todo si llegaba a necesitar la «prórroga». Sergey Karjakin ya sufrió en sus carnes, hace dos años en Nueva York, lo implacable que es el noruego cuando las piezas están obligadas a correr. No pierde un desempate desde hace años, pero su discutible estado de forma y algunos síntomas que muestra han equilibrado los pronósticos.
María Rodrigo Yanguas, que además de psicóloga es maestra FIDE, ha podido ver alguna de las partidas en la capital británica, lo que refuerza sus impresiones: «Al principio pensaba que Carlsen iba a ganar fácil, incluso después de dejar escapar la primera partida, pero he visto a Caruana muy preparado en las aperturas y desde el punto de vista psicológico». «Mi sensación es que la pose de uno y otro es totalmente diferente», añade. «Nada más entrar, Fabiano se sienta concentrado en las piezas, mientras que Carlsen aparece echado a un lado, recostado en la silla, como desmotivado. El lenguaje corporal dice mucho».
Carlos Martínez, otro profesional de la psicología que trabaja con ajedrecistas, también cree que las tablas de la última partida son muy significativas. «Hubo poca previsión en el equipo. Tiene muchas posibilidades en el desempate, pero en esa posición [en la duodécima partida] tenía que seguir. Desde un punto de vista psicológico fue un error».
La clave, según Martínez, es que Carlsen parece guiarse por la búsqueda de la seguridad. «Tiene una confianza bestial en las partidas rápidas, inquebrantable, y prefiere no correr el menor riesgo. Puede ser una reacción a lo mal que lo pasó con Karjakin –el ruso se adelantó en el marcador en el Mundial de Nueva York–, justo por exceso de confianza. Él mismo reconoció que el control emocional es una de sus debilidades, que no mide bien el riesgo, y aquí ha hecho justo lo contrario, asegurar».
María Rodrigo apunta otro factor que puede influir en los nervios del campeón. «Si Magnus pierde, también perderá el número uno, algo que siempre ha valorado mucho, porque es una persona egocéntrica. Y el año que viene tendría que ir al torneo de Candidatos para volver a ser campeón. No sé si ha jugado muy precavido por lo que puede suponer pasar otra vez por todo el ciclo».
Especializada en psicología clínica cognitiva-conductual, Rodrigo cuenta que está releyendo el libro de Andre Agassi (muy recomendable, por cierto) y que encuentra parecidos entre ambos deportistas: «Agassi tenía tanto que no podía aspirar a más y no encontraba metas. Quizá eso es lo que le pasa a Carlsen. Con 28 años –los cumple pasado mañana–, cinco de ellos siendo el rey absoluto, necesita otras aspiraciones». Martínez apunta que, en este sentido, una derrota incluso podría ser «un revulsivo para él, ya que tendría que cambiar cosas en su juego» y de rebote para el ajedrez. No teme que perder lo lleve a abandonar los tableros, como parece que ha insinuado una de las hermanas del campeón.
A Fabiano, por su parte, lo ve como «un jugador muy completo». «Psicológicamente es muy estable, como se ve en las ruedas de prensa. Físicamente parece más débil, pero su preparación mental es superior».
Así serán hoy las partidas
Carlsen, número uno en ajedrez rápido (Caruana es el 10, según la lista de la FIDE), empezará con blancas la primera de las cuatro partidas rápidas: 25 minutos por jugador más 10 segundos de incremento por jugada.
En caso de nuevo empate, se jugarían dos partidas relámpago (Magnus es también número uno, y Fabiano, el 18), de cinco minutos. Como en los penaltis, ganar estos miniduelos (hasta cinco hay previstos) da el título. Si persiste la igualdad, resuelve el Armagedón: las blancas tendrán un minuto más, pero las tablas favorecen al negro. En este final dramático, hay un nuevo sorteo y el ganador elige color.
Se podría dar el caso, muy improbable, de que el campeón del mundo no llegue a ganar una sola partida.
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