El nombre de Artedrez ya fue utilizado en los años 90 por Javier Carpintero como título de una revista y después por Mariano García Díez, cuyo blog es una fuente de inspiración permanente. El hallazgo lingüístico revive como motor de una iniciativa tan brillante como ambiciosa, un puente entre Madrid y La Habana, entre el ajedrez y las artes plásticas. Los primeros resultados se pueden disfrutar en la sede de la Academia Chamberí, en el número 12 de la calle Joaquín María López, donde desde finales de septiembre (y hasta el 25 de octubre, por las tardes) se exponen algunos de los cuadros del artista cubano Alexis Fernández Arce, muchos de ellos con nuestro juego favorito como protagonista.
La idea es que el arte y el ajedrez se salgan de los marcos con partidas vivas e incluso celebrar el Torneo Artedrez Madrid, para unir dos mundos «que activan el acto de pensar». De momento, cuentan con el apoyo de varias federaciones de ajedrez: la iberoamericana, la española, la madrileña y la cubana. Alexis Fernández, un abogado que no ejerce nacido en la excelente cosecha del verano de 1967, tiene al menos otro gran motivo para seguir pintando sobre ajedrez.
Su hijo Arturo (2001) es campeón escolar de Cuba y aspira a convertirse en una estrella del tablero, aunque también quiere ser psicólogo. «Siempre fue primero de La Habana en su categoría y desde 2014 es el mejor de Cuba», presume el orgulloso padre, quien se formó en la Academia de San Alejandro, una institución que data de 1818. José Martí estudió allí, apunta Salvador Palomino, árbitro y actor, entre otras ocupaciones, e impulsor de la iniciativa. «Es un lugar donde se cuida la importancia del dibujo, la línea, algo que ya está relacionado con el ajedrez», añade.
Alexis Fernández explica sobre su obra, llena de nudos y laberintos, que le gusta «que se vea factura, dibujo, que se trabajó». En su país no es ganarse la vida de la pintura: «Se puede vivir como artista si expones en el exterior. No hay coleccionismo en Cuba. Los principales clientes son extranjeros», relata, aunque nunca ha permanecido mucho tiempo fuera de la isla. «Tres meses es lo más que he logrado estar fuera». Pese a todo, ha expuesto en varios países europeos, como Alemania y Rumanía, y tiene previsto hacerlo en México y Estados Unidos.
Por eso, la de Chamberí es una «exposición promocional», más dirigida a que se vea su obra que a venderla. El autor recuerda un tiempo en el que vendía todo lo que pintaba, hasta el punto de que nunca era capaz de reunir una colección para darse a conocer.
El proyecto de Salvador y Alexis (coordinador de Artedrez) es montar exposiciones, de momento plásticas, que puedan verse en La Habana y en Madrid. A partir de ahí, está previsto ir de gira a otras ciudades españolas e iberoamericanas. Ambos pretenden «establecer contacto directo y permanente entre grupos de artistas, ajedrecistas, maestros, organizadores y promotores de los dos países para trabajar en un camino conjunto entre estas dos manifestaciones tan cercanas». «El sueño incluye organizar torneos de ajedrez de fin de semana», añade Palomino, además de «montar un circuito atractivo para los artistas».
Ajedrez
