Federico Marín Bellón el 03 feb, 2013 Hilliel Aviezer sostiene en un estudio elaborado para la Universidad Hebrea de Jerusalén que el rostro de una persona no es lo más significativo a la hora de tratar de conocer sus emociones y pensamientos. Aunque referido a otros deportes, como el tenis, el trabajo de este profesor de Psicología, en colaboración con Yaacov Trope y Alexander Todorov (de la Universidad de Princeton), viene a decir que es mucho más útil la observación del cuerpo para saber qué pasa por dentro de los jugadores en situaciones de gran tensión. ¿Se acaba el mito de la cara de poker? Phil Ivey, una de las mejores caras de póquer del mundo El estudio fue publicado el pasado 30 de noviembre pero lo he descubierto en el portal Poker10.com. Si se confirmara esta tesis, que tampoco tiene por qué ser igual de válida para todas las personas, la venta de capuchas, gafas de sol y viseras más o menos estilosas podría derrumbarse tan rápido como el mito de la cara de póquer. Cuando empecé a conocer este mundillo, una de las cosas que más me llamaron la atención fue el pique que existía entre algunos jugadores en vivo de toda la vida y los chavales que venían de internet, que a menudo otorgaban un valor mínimo a la posibilidad de que sus rivales les «leyeran el alma». Alguno llegó a referirse a los primeros con aguda ironía como «socios del círculo de lectores». Según el estudio israelí, «lo que realmente transmite sensaciones y sentimientos es la expresión corporal, no solo nuestro rostro». La conclusión llegó después de observar con atención las caras y las reacciones de deportistas como Serena Williams y Rafa Nadal tras jugar un punto importante. Los investigadores descubrieron que, sorprendentente, la expresión de alegría y de decepción podía llegar a confundirse en algunos casos, algo que no ocurría con la expresión corporal, por lo general inequívoca. En el póquer, ocurre a menudo que un jugador inexperto se pone tan nervioso que es difícil saber si es porque está faroleando o porque lleva un auténtico cañón de mano (lo más habitual). En el siguiente anuncio (ya publicado en esta recopilación publicitaria) podemos ver cómo es una cara de póquer prácticamente perfecta: El experimento se completó con 45 estudiantes, separados en subgrupos de 15 personas, que recibieron fotografías de estos deportistas en diversos momentos de tensión. El primer grupo solo pudo ver el rostro de Serena y Rafa. El segundo tuvo acceso a la parte del cuerpo, y el tercero vio las fotografías completas. El resultado fue que mientras los estudiantes del primer conjunto no tenían muy claro a qué emociones correspondían las imágenes, y solo acertaron la mitad, los del grupo dos y tres supieron discernir con mucha mayor precisión si la expresión de los tenistas era positiva o negativa. Lo mejor de todo es que los del tercer grupo creyeron en su mayoría que conocían la respuesta correcta gracias al rostro y no al cuerpo. Su mente les engañaba y llegaban a recordar caras tristes como sonrientes solo porque habían visto al tenista celebrar el punto en la imagen completa. «Los resultados son sorprendentes, ya que contradicen lo que muchos hemos estudiado en los libros de texto», aseguran Aviezer, Trope y Todorov. Lady Gaga ha ganado mucho dinero con su más que dudosa «poker face» Poker Tags estudiosfaroles Comentarios Federico Marín Bellón el 03 feb, 2013