Rivera y el pase de la tradición

Me ha encantado la reacción de los toreros. Han subido a la red más fotos en las que aparecen toreando con el hijo en brazos.
La grandeza de Fran Rivera es absoluta. No sólo no dejamos de torear, ha dicho, sino que lo hacemos con el niño encima. Un toreo coronado por el niño, ungido y transmitido, un toreo de castellers, toreo que idealmente pudiera ir sumando gente, personas, en una gran torre humana taurina.
Toreo monárquico, tradicional, porque ha inventado el pase de la transmisión cultural, de la herencia y de la tradición. Sobre ello querrán intervenir con todos los criterios higiénicos y socializantes.
El gesto de Rivera ha sido espectacular y decisivo. Tendría que ir más allá: ¡Un toreo con la biblia! ¡Toreo con la constitución en la mano! O un toreo machihembrado, del pase conyugal, conjunto, en el que el torero guiase el trazo de la mujer.
¿No querían toros los antitautinos? ¡Pues dos tazas! Toreo con el niño sobre los hombros.
Y ojalá hubiera un torero que pudiera cargar sobre sí, como un gigante, al niño, a la mujer, a la suegra y… oh delicia casi impensable, ¡al perro!