Sabemos por Italia, y se confirma aquí, que un 10% aproximadamente de los enfermos por coronavirus necesitan un tratamiento por insuficiencia respiratoria. El límite asistencial en la sanidad al final está marcado por las habitaciones UCI y por la existencia de ventiladores suficientes. Los ventiladores son la última frontera.
Por un lado están los test, las mascarillas y los equipos de protección de los médicos, recursos de los que sabemos por las donaciones chinas o las requisas policiales. De esto se habla a menudo.
Pero además son necesarias, vitales, estas máquinas de las que se sabe menos. ¿Cuántas hay? ¿Se fabrican en España? Sabemos, por ejemplo, que en Castilla y León hay unas 500, y que esperan otras 100, según informó la consejería de Sanidad. Hemos conocido la iniciativa de ingenieros y técnicos en la red, y también la posibilidad de su realización mediante impresiones 3D. Un empresario en Lepe se ha ofrecido a fabricar los que pueda en su empresa.
La prensa inglesa contaba ayer que el gobierno estaba enviando planos de respiradores a la industria del automóvil para que comenzaran a fabricarlos. Como en un esfuerzo de guerra, se trataría de poner la industria al servicio de esta necesidad urgentísima y muy concreta. Autoridades británicas hicieran un llamamiento público a todos los fabricantes para un esfuerzo nacional de producción. Desde el sector, las empresas especializadas en ventiladores consideraban en la BBC que ese planteamiento es poco realista por “la gran carga de regulación y estándares que deben cumplirse”.
En Voz Pópuli informaban ayer de la existencia de una empresa en Móstoles, Hersill, con capacidad para montar respiradores, pero dependiente de la llegada de suministros.
El periodista Alberto Ortín daba una clave del asunto: “En España están presentes multinacionales GE Healthcare, Philips o Medtronic que comercializan este tipo de equipos, pero ninguna de ellas tiene fábrica en el país. Para traerlos a España necesitan transportarlos de otros países”.
Hershill garantiza cierto número de unidades, pero depende de que lleguen suministros del extranjero. El planeta entero está demandando respiradores.
Dos preguntas surgen. La primera es si es posible, más allá de la iniciativa solidaria de técnicos e ingenieros comprometidos, que España movilice otros recursos industriales para su fabricación, como ya sucede en Inglaterra.
La segunda es si en el futuro no se debería considerar la existencia de una industria nacional en sectores concretos de vital necesidad, como es el caso.
