Los “a priori” de Fernando Simón empiezan a resultar tan irritantes como esa costumbre de salir siempre con un jersey de sindicalista. ¿No se puede poner una americana como todo el mundo? No, porque el jersey es la prueba del experto. Lleva jersey de experto. “Nosotros, los expertos”, dice. Es irritante aunque no tan irritante como las sonrisas en la rueda de prensa, ese siniestro desenfado cuando se dan cifras de muertos. ¿Se han fijado cómo nos dan esas cifras? Un dato perdido entre otros datos, relativizados además con porcentajes, sin una alteración del énfasis, sin solemnidad alguna. Se dan los 47 muertos un poco escondidos y no dicen nada más. ¿Edad? ¿Tipología? Esos muertos están recibiendo el trato B de los muertos en España. Son una estadística lejanísima, como un IPC. El trato A, el Deluxe, lo dispensan cuando interesa, incluso si se trata de un perro como Excalibur. Hay un interruptor en algún sitio que hace que sobre las cosas caiga o no caiga el alud de quincalla sentimental.
Simón es un experto, lo tenemos claro, y por eso utiliza una fraseología distinta con la que irse por la gatera. Dice cosas como “evidencias sólidas”. Tomarán medidas cuando haya “evidencias sólidas” de que tienen que tomarlas. ¿Qué es en este contexto una evidencia sólida? Suena a galimatías, pero con evidencia, y no cualquier evidencia, una sólida. La Ciencia está detrás, ella nos habla. Estamos entre la naturaleza y la ciencia, ¡no puede haber errores! Son los mismos criterios científicos en virtud de los cuales aquí (a priori) no iba a haber casos. Los mismos criterios que no desaconsejaban ir a la manifestación del 8M y que ahora justifican la labor progadandista, es decir, propagadora del gobierno.
La gestión de la crisis del coronavirus es el enésimo escándalo en la historia del PSOE, y no de los pequeños, además es una muestra enloquecedora de la miseria moral en la que están instalados sus palmeros, terminales y zombis, que aprovechan la ocasión para emprenderla contra la sanidad privada, Madrid, Esperanza o Rouco Varela, quien sea. Según esta gente cómica, la responsabilidad de que el sistema pueda colapsar no es del gobierno del que lamen por gestionar con lentitud y cálculo esta crisis, sino del sistema. Es de la red de centros hospitalarios por no tener previsto el coronavirus años atrás. ¡Es la comunidad de Madrid la que tenía que haber calculado esto! Tendría que estar España llena de hospitales, más hospitales, decenas, cientos, llenos de camas, con muchas camas, más camas que en ningún lugar del mundo, y todo eso porque la sanidad es nuestra, es pública, y es gratis. Es de todos, la paga el éter y es el verdadero patriotismo. La patria no es la bandera, tíos, es una sábana de hospital.
Pero estos seres cómicos, y a menudo pedantescos además de cómicos (¡cuatro lecturitas y tres heredadas de papá!) son los mismos que aplaudieron cuando otro gobierno socialista falseó las expectativas de la población ante una crisis económica. Otro engaño masivo. Nunca han llegado a asumir ni remotamente que eso pudiera haber tenido un impacto estructural en La Sanidad Pública.
47 muertos en España, pero no son muertos muertos. Son un dato. Evidencias. Estos muertos desde el principio se vio que iban a ser personas en edad o estado terminal, aquejadas ya, o el tributo que una “sociedad abierta” paga a una tasa natural de letalidad.